Los berrinches son los arrebatos emocionales que presentan los niños ante la frustración, debido a deseos o necesidades insatisfechas. Caracterizados por llanto, gritos, manoteos y pataletas, son la forma en que expresan sus emociones, al no poder hacerlo verbalmente.
Generalmente, los berrinches comienzan a ocurrir entre los 12 y 18 meses y empeoran entre los 2 y 3 años. Luego empiezan a disminuir, y deberían ser prácticamente inexistentes después de los 4 años.
Aunque son comportamientos normales, se trata de situaciones desagradables que se deben manejar de una forma adecuada para no fomentar su ocurrencia. Aquí tienes algunos consejos para lidiar con los berrinches de tus hijos.
1. Mantén la calma. Ante un berrinche, es necesario que tú permanezcas calmado, para evitar caer en discusiones sin sentido con un niño que en ese momento no va a comprender lo que le dices. Tampoco debes reaccionar con gritos ni violencia, ya que esto no soluciona nada y sólo provocará que tu hijo te tenga miedo.
2. Ignora el comportamiento. Ya que los berrinches son comportamientos con los que el niño busca llamar la atención y lograr que le des lo que quiere, lo mejor es ignorarlo hasta que se calme.
3. Deja que se desahogue. No le digas que pare, deja que saque la emoción que le generó el estallido. Si están en casa, vete a otra habitación y deja que se le pase la rabieta. Si están en un lugar público, llévalo a un sitio seguro y apartado, como el baño o tu coche, y permanezcan ahí hasta que se desahogue y se tranquilice.
4. Cuando se calme, habla con él. Una vez que pase el berrinche, es momento de hablar con el niño. Valida sus sentimientos, dile que lo entiendes y, de forma serena y clara, explícale por qué en ese momento no puede obtener lo que quiere. De acuerdo con la situación, ofrécele alguna alternativa razonable que no implique ceder a sus deseos. Debes ser amable y firme al mismo tiempo.
5. No cedas a sus demandas. Lo peor que puedes hacer para calmar el berrinche es darle al niño aquello que lo ocasionó. Si la rabieta fue porque no le quisiste comprar algo y para que se detenga se lo compras, el mensaje que le das es que con un berrinche puede obtener lo que quiere, y entonces no parará de hacerlos.
6. Pídeles a quienes lo cuidan que actúen de la misma forma que tú ante sus berrinches. Es importante que hables con la persona que se hace cargo de tus hijos cuando no estás, para que sepa cómo debe actuar ante las rabietas. Así existirá congruencia, y evitarás que tus reglas y tu autoridad queden anuladas ante las complacencias de otros adultos.
7. Acude con un especialista. Si por más que te esfuerzas, los berrinches no ceden o hasta empeoran, si se prolongan y son frecuentes más allá de los 4 años, o si notas que pierdes los estribos y ya no puedes lidiar con ellos con tranquilidad, es momento de buscar ayuda profesional. También es necesario hacerlo cuando el comportamiento del niño durante la rabieta se torna destructivo, ya sea que se lesione a sí mismo o a otros o que destruya cosas durante el episodio.