Es cierto que todas las familias enfrentan problemas, conflictos y desacuerdos, sin embargo, hay algunos casos donde esas dificultades se vuelven parte de la rutina diaria, lo que hace de las relaciones y del ambiente algo lleno de toxicidad, y eso puede originarse en uno o en varios miembros de la familia cuya personalidad es tóxica.
Para empezar, es necesario tener claro que una persona tóxica es alguien que muestra acciones y comportamientos que lastiman a otros o impactan negativamente en la vida de las personas que los rodean, y por lo general son los principales causantes de una relación tóxica. Por otro lado, una familia tóxica es aquella donde sus miembros realizan acciones que lastiman o afectan negativamente al resto de la familia.
1. Situaciones de abuso. Cualquier tipo de abuso —físico, verbal, mental o emocional— es señal de una persona o un entorno tóxicos.
2. Tu familia o alguno de sus miembros te hace sentir estrés, depresión o ansiedad. Otro indicador de un familiar u hogar tóxico surge al observar la forma en que te sientes al estar ahí, pues la sensación de estar en familia debería incluir seguridad, tranquilidad, amor, comprensión, pero si en lugar de eso sientes cosas como ansiedad, baja autoestima, estrés, depresión, irritabilidad, etcétera, entonces es muy probable que estés en un entorno tóxico.
3. Constantemente critican o culpan a los demás. Si un familiar constantemente critica o culpa a ti o a otros miembros de la familia y nunca se responsabiliza por sí mismo, eso es una señal de que es una persona tóxica.
4. Son manipuladores. Las personas manipuladoras pueden engañarte, hacerte sentir culpable y ser controladoras. Si un miembro de la familia te manipula o te hace sentir mal por no hacer algo o por ser de determinada forma, esa es otra característica de un individuo tóxico.
5. Las necesidades de la familia son ignoradas. La familia y el hogar deben ser espacios en los que podamos ser vulnerables y expresar nuestras necesidades. Si ese tipo de energía no está presente y no se siente como un lugar seguro para expresar las necesidades y ser escuchado, eso es indicativo de un ambiente y/o miembro de la familia tóxico.
6. Hay un sentido de competencia no sana. Las familias tóxicas también pueden dar pie a una cantidad poco saludable de competencia, particularmente entre hermanos. En estos entornos, el perfeccionismo puede bordear el abuso emocional, y comparar a los hermanos entre sí puede tener efectos extremadamente negativos en su autoestima.
7. Comportamiento controlador. Cuando uno de los integrantes de la familia quiere controlar lo que hacen, piensan o dicen los demás, e incluso su forma de ser y comportarse, también es un signo de toxicidad.
Vivir en un ambiente tóxico o estar cerca de familiares tóxicos es algo que, sin duda, tiene repercusiones en la salud mental y emocional, pues puede provocar depresión, ansiedad y una sensación general de inseguridad e incomodidad en la propia casa; además, puede afectar la autoestima, la confianza en uno mismo y el amor propio.
Interactuar dentro de una familia tóxica tiene efectos de gran alcance, e incluso puede afectar el tipo de apego que desarrollan los miembros de esa familia. Estar atrapado en un entorno inseguro puede tener un impacto a largo plazo, el cual puede aparecer en otras relaciones al hacer difícil acercarse a otras personas, al ocasionar autosabotajes y al experimentar dificultad para confiar en los demás.
1. Establece límites. Cuando se trata de manejar a familiares tóxicos, lo primero es establecer límites personales respecto a la tolerancia que estás dispuesto a tener ante esas personas, sin importar que sean de tu familia. Así, cuando tus límites se vean transgredidos, tendrás dos opciones: retirarte o enfrentar a tu familiar tóxico para hacerle saber que su comportamiento te molesta y afecta.
2. Controla tus reacciones. Es necesario que estés consciente de que no podrás hacer cambiar a ese familiar tóxico, pues su comportamiento y actitudes son cosas que no están bajo tu control. Lo que sí puedes controlar es la forma en que respondes ante sus acciones y palabras; aprende a observar y decide en qué ocasiones es mejor responder y en cuáles es mejor ignorar y retirarte.
3. Pon distancia de por medio. Si le has dado a tu familia la oportunidad de escuchar tus necesidades y límites, y no son receptivos, eso depende de ellos y no está en tus manos cambiarlo. En este caso, si la situación está afectando tu bienestar, quizás lo más saludable sea evitar o reducir el contacto; y en un caso extremo, tomar la decisión de irte a vivir a otro lado, para así limitar la frecuencia con la que ves a tu familia.
4. Busca ayuda profesional. Una razón común y frecuente para acudir a un terapeuta o profesional de la salud mental es debido a las dinámicas familiares tóxicas. Acepta que algunas cosas son simplemente demasiado profundas y de gran alcance para resolverlas por tu cuenta, y buscar ayuda profesional está bien, pues eso te ayudará a ver las cosas desde otras perspectivas y de manera más objetiva. Un profesional no solo puede ayudarte a identificar los patrones tóxicos, sino que además te puede ayudar a comprender cómo te están afectando, a lidiar con ellos y a establecer y mantener límites saludables.