Una de las cosas que permiten las redes sociales es poder manipular y construir los perfiles con los que nos mostraremos al mundo, a total gusto y antojo para dar la mejor impresión, incluso si eso implica no ser completamente fieles a la realidad y más bien, inclinarnos por “maquillar” nuestra vida para que luzca ideal. Esto no es un mal signo, es sólo una consecuencia del poder que nos dan las redes para mostrarnos en público como queramos, con el objetivo de tener algo divertido, interesante o digno de presumir. Esta es una conducta humana completamente natural.
El problema es que cuando desfilan ante nuestros ojos todos los perfiles de gente con vidas “ideales”, lo que en verdad presenciamos es un mundo de fantasía que poco tiene que ver con lo que sucede en la vida cotidiana. ¿Cuál es el resultado entonces? Que cada vez que abrimos una red social nos encontramos inmersos en una cascada de vidas perfectas, felices y espectaculares, y eso podría deprimirnos. La cuestión es que olvidamos que la mayoría de nosotros operamos de esta forma en público para dar la mejor faceta, y terminamos por creer que la única vida con problemas y con pocas cosas interesantes es la nuestra.
Sin embargo, hay formas de evitar estos sentimientos de tristeza y depresión y, sin duda, la más importante es no comparar nuestra vida con la de nadie más. Cada quien tiene un contexto personal y no vale la pena mortificarnos por aquello que los otros tienen o logran. Las circunstancias de cada persona son inmensas y resulta imposible querer empatar nuestra propia historia de vida con la de alguien que se ha desarrollado en otro contexto. La comparación puede ocasionar sentimientos de envidia o frustración, y estos son los principales factores para que se desarrolle una depresión. La comparación siempre tenderá a hacernos creer que algo nos falta.
No hay que perder de vista que tanto en nosotros como en aquellos que vemos tan perfectos, hay problemas buscando resolverse en la vida privada. De acuerdo con los principios budistas, lo mejor es que ayudados por la meditación, convirtamos la envidia en empatía y alegría por el otro, así como buscar que los éxitos ajenos nos sirvan de inspiración para poder realizar nuestros deseos. Mientras mantengamos pensamientos positivos y seamos conscientes de que la comparación, aunque sea completamente natural, podría desviar la atención de nosotros mismos, podremos disfrutar de todas las ventajas de las redes sociales sin un solo momento de frustración.