La desesperación por tener el control sobre los niños ha pasado de generación en generación desde tiempos inmemoriales. Históricamente, ese impulso ha generado resultados y ha conducido a extrañas tradiciones de disciplina infantil, pero eso no siginifica que sea correcto hacerlo.
A continuación, algunos mitos y realidades sobre los hábitos de educación y disciplina que los padres suelen poner en práctica con sus hijos.
Hay una idea popular de que la única manera de criar a un buen niño es ser duro con él. Pero eso no ayuda a los niños a desarrollar empatía con los padres. Incluso un exsoldado entiende que las demandas a los pequeños no tienen sentido. Según el Sargento Chris López, quien es un maestro de la disciplina (desde cualquier punto de vista), para educar a un niño se requiere paciencia y adquirir la habilidad de explicarle y argumentar; nunca hay que decirle "Porque yo lo digo".
Hay momentos en que decir "sí" es una estrategia completamente razonable para evitar conflictos innecesarios. La principal preocupación de los padres es la salud y seguridad de sus hijos. Los padres pueden decir que sí, pero deben asegurarse de que el "sí" esté conectado a una condición. Por lo tanto, el acuerdo se convierte en un "Sí, cuando..." o "Sí, si...". Las condiciones deben estar relacionadas de alguna manera con la solicitud, con una breve explicación de por qué se requiere cumplirlas.
No hay nada más efectivo que guardar silencio. Gritar puede ser perturbador y lo único que creará será un territorio hostil, en el que el niño considere la violencia como un modo natural de responder. En algún momento el niño no se quedará callado, y entonces se habrá generado una cadena de comportamiento que no terminará. Los expertos en paternidad dicen que la calma es necesaria para crear más calma.
La negociación con los niños es completamente aceptable; finalmente, ellos están aprendiendo, y pueden adquirir habilidades interesantes de la relación con sus padres. Usar la empatía para establecer una conexión con el niño en el momento es válido, pero se debe mantener el control para que no se vuelva un hábito. El niño debe aprender también que hay responsabilidades de las que no puede huir.
Con información de Fatherly