Los cambios más recientes en el desarrollo pedagógico han dado lugar a la creación de entornos virtuales de aprendizaje y de plataformas educativas digitales. Éstos aprovechan la creación de nuevas tecnologías para proveer a los alumnos de recursos diversos que promueven el desarrollo autónomo del aprendizaje. A la vez, ponen a disposición del niño grupos de apoyo y colaboración, gestores de actividades, profesores en tiempo real y otros elementos que convierten a la formación cultural en un proceso interdisciplinario en el que confluyen educadores, técnicos, tutores y estudiantes.
Entre sus principales ventajas, la pedagogía digital permite llevar a cabo la educación a distancia, hace posible realizar diversos tipos de evaluación, da acceso a grandes cantidades de información actualizada, promueve la interacción entre estudiantes no sólo de una institución sino de todo el mundo, e incorpora nuevos recurso didácticos como la realidad aumentada. En ese sentido, hace que el concepto de interactividad rebase la interpretación reducida de tocar pantallas o chatear.
Ahora bien, también ha sido un sistema sujeto a críticas debido a que expone a los alumnos, desde niños, a largas horas ante monitores que producen luz azul, la cual, se ha comprobado, daña la vista y altera los ciclos de sueño. Por otra parte, promueve el sedentarismo y la mala postura tras largas horas ante sistemas de cómputo. Lo que es más: corre el riesgo de no llevarse a cabo adecuadamente, de provocar una falta de aplicación práctica del conocimiento y entorpecer el desarrollo de habilidades para generar relaciones interpersonales debido a la ausencia de interacción física.
Aun con sus bemoles, la pedagogía digital tiene la cualidad de estar en perpetua construcción y de ofrecer la oportunidad de actualizar constantemente los contenidos. Asimismo, posee una dimensión social e incluyente, ya que, por un lado, no depende de la accesibilidad a un espacio educativo inmueble para poder ser partícipe de sus beneficios; y por otro, invita a la colaboración entre personas de diferentes edades, culturas y formas de vida, que enriquecen el proceso de enseñanza-aprendizaje con sus perspectivas, experiencias y cuestionamientos.
En la pedagogía digital, más que una estructura clásica de profesor-transmisor y alumno-receptor existe una comunidad en la que todos reciben y aportan, aunque claro, algunos, los profesores, tienen una responsabilidad fundamental como educadores, puentes de comunicación, administradores de contenidos y guías que ayudan a desarrollar la capacidad de discernir qué es información verídica y confiable, y de resolver dudas o problemas.
En suma, el objetivo principal de esta metodología es transformar la información disponible a través de las herramientas de tecnología en conocimiento y crear ciudadanos capaces de crear y pensar de manera independiente.