Durante el primer año de vida la piel de un bebé se irá adaptando al nuevo entorno, alimentos y productos para su cuidado; por eso, es importante que sepas que un bebé sí puede tener acné. Se le conoce como acné neonatal y afecta al 20% de los recién nacidos. Se caracteriza por el brote de póstulas blancas popularmente llamadas "barritos", sobre todo a lo largo de la frente y las mejillas.
El acné afecta cuatro veces más a niños que a niñas y es transitorio, desaparece de forma espontánea y es algo totalmente normal.
El acné infantil se desarrolla entre los 3 y 6 meses de edad, y aunque es menos frecuente que el neonatal, suele ser más severo y persistente. Puede desarrollarse por la producción acelerada de testosterona, una sensibilidad exagerada de las glándulas sebáceas de la cara o por antecedentes familiares de acné grave. Desaparecerá entre 1 y 2 años después de manifestarse o incluso hasta pasados los 5 años.
Estos tipos de acné pueden confundirse con otras enfermedades como dermatitis por uso de pomadas o cremas, así como reacciones cutáneas por el uso de medicamentos durante el embarazo o la lactancia, e incluso por infecciones por hongos o bacterias.
Es muy importante consultar con un dermatólogo antes de utilizar alguna crema, remedio casero o medicina indicada para acné en adultos.