La introversión es un rasgo de la personalidad que se caracteriza por una tendencia a mirar hacia el interior, más que hacia afuera. Los introvertidos se enfocan más en los pensamientos, sentimientos y estados de ánimo internos, en lugar de buscar estimulación externa.
Los introvertidos tienden a ser más tranquilos, reservados e introspectivos. A diferencia de los extrovertidos, que obtienen energía de la interacción social, los introvertidos suelen sentir que sus niveles de energía bajan luego de desenvolverse en situaciones sociales, así que a menudo sienten la necesidad de "recargarse" y pasar un tiempo solos.
Para comprender mejor la introversión, es importante tener en cuenta que no es lo mismo que la ansiedad social o la timidez.
De acuerdo con la escritora Susan Cain, la timidez consiste en el miedo a los juicios sociales, mientras que la introversión se refiere más en la respuesta a los estímulos, incluido el estímulo social. Mientras que a los extrovertidos les encanta la estimulación, los introvertidos se sienten más vivos, despiertos y capaces cuando están en ambientes más tranquilos y discretos.
Esos momentos de soledad son especialmente necesarios puesto que las características del mundo actual satisfacen con creces las necesidades de los extrovertidos (con espacios abiertos de oficinas, bares ruidosos, los eventos multitudinarios, las características del sistema educativo, etcétera), mientras que existen pocos espacios de silencio y soledad para los introvertidos, a pesar de que entre 1/3 y la mitad de la población tiene un carácter así.
Los introvertidos y los extrovertidos suelen ser vistos como opuestos extremos, pero la verdad es que la mayoría de las personas se encuentran en un punto intermedio entre ambos rasgos, aunque sí hay quienes se inclinan más a un extremo que al otro. Según Carl Jung, no existe alguien que sea totalmente introvertido o extrovertido.
Para entender por qué algunas personas son introvertidas y otras son extrovertidas, es importante comprender el papel que desempeña la fisiología de su cuerpo. La forma en que su cuerpo responde al entorno exterior tiene un rol fundamental en la determinación de su nivel de extroversión e introversión.
A nivel fisiológico, una red de neuronas localizadas en el tronco cerebral conocida como el sistema de activación reticular (RAS, por sus siglas en inglés), es responsable de regular los niveles de activación que incluyen la vigilia y las transiciones entre el sueño y el despertar.
El RAS también desempeña un papel en el control de la cantidad de información que ingresa mientras se está despierto. Cuando alguien se enfrenta a amenazas potenciales, el RAS aumenta sus niveles de activación para que esté alerta y preparado para enfrentar el peligro. Cada persona tiene un punto de ajuste básico en términos de nivel de activación. Mientras que para algunas personas ese punto de ajuste es mucho más alto, para otras es muy bajo.
El psicólogo Hans Eysenck sugiere que el 15% de las personas tiene un punto de ajuste mínimo, lo que significa que tienen niveles bajos de activación, mientras que el 15% tiene un punto de ajuste alto, por lo que tienden a responder con mayor intensidad a los estímulos. Finalmente, un 70% de las personas están en algún lugar en medio de esos dos extremos.
Según la teoría de Eysenck, los introvertidos son aquellos que tienen naturalmente altos niveles de excitación, debido a lo cual están más alertas y reciben más información del entorno. Por ello, tienden a buscar actividades y entornos donde puedan escapar de la sobreestimulación y estar solos para recargarse de energía, procesar y reflexionar sobre lo que han aprendido.
Generalmente se suele pensar que alguien introvertido es una persona tímida y taciturna que prefiere quedarse sola en casa en lugar de socializar. No obstante, existen distintos tipos de introvertidos y aunque sí hay muchos que son reservados socialmente y prefieren quedarse en casa, también hay otros que disfrutan de la socialización.
"Al menos la mitad de las personas que se ganan la vida hablando en público son de naturaleza introvertida", según Jennifer B. Kahnweiler, autora de Quiet Influence: The Introvert’s Guide to Making a Difference (Influencia discreta: la guía del introvertido para marcar la diferencia).
La autora agrega que los introvertidos que tienen éxito en actividades que implican el trato con el público simplemente aprovechan sus fuerzas y se preparan bien; por ejemplo, algunos de los actores más reconocidos son introvertidos. Estar sobre el escenario, lejos del público, les parece mucho más fácil que las conversaciones obligadas que se generan entre personas desconocidas o con las que no existe confianza ni afinidad.
El hecho de que los introvertidos disfruten de la soledad no significa que todos eviten por completo los eventos sociales. Muchos introvertidos realmente disfrutan pasar tiempo con otros, pero no con cualquiera, pues prefieren la compañía de personas cercanas en las que confían y con las que tienen similitudes. Así, mientras que un extrovertido puede ir a una fiesta con el objetivo de conocer gente nueva, un introvertido intenta pasar tiempo de calidad con buenos amigos.
Los introvertidos se sienten físicamente incómodos en lugares llenos de gente; por ello procuran colocarse a las orillas del lugar, lejos del centro del tumulto y lo más cerca posible de las vías de salida, como pasillos y puertas. Prefieren estar lejos de tanta gente.
Su poder reflexivo y su capacidad de mirar primero adentro que afuera hace de los introvertidos excelentes oyentes, analistas y consejeros, pues a diferencia de los extrovertidos, que pueden decir lo primero que llegue a su mente sin pensar, un introvertido reflexiona antes de hablar, por lo que sus palabras suelen ser más poderosas.
Un hecho curioso es que mientras los extrovertidos pueden pasar horas al teléfono para hablar de cualquier cosa con sus amigos, la mayoría de los introvertidos evitan las llamadas, porque las perciben como algo imprevisto que los distrae de lo que sea que hagan o piensen en ese momento.
Además, la mayoría de conversaciones telefónicas requieren un cierto nivel de generalidades, de las que los introvertidos huyen. En su lugar, prefieren que les dejen un mensaje escrito o de voz para dedicar a esa conversación la atención y la energía necesarias cuando lo crean más conveniente.
Si conoces a alguien introvertido y de repente notas que se aísla, desaparece por temporadas y no accede a las invitaciones del grupo de amigos, no lo tomes personal; no es que ya no quiera verte, simplemente se encuentra en un período de aislamiento que necesita para recargar su energía.
Para comprenderlo mejor, piensa que cada persona tiene una caja de energía. La caja de los extrovertidos se llena más y más cada vez que interactúan socialmente, pero con los introvertidos pasa lo contrario, pues cada persona con la que se relacionan se lleva un poco de su energía, hasta que su caja queda vacía.
Es entonces cuando necesitan pasar tiempo solos para volver a llenarla. Así que sólo es cuestión de tiempo y en cuanto ese amigo introvertido tenga su caja llena, regresará a convivir contigo y con los demás.
Con información de Very Well Mind y Huffington Post