A menudo, cuando se consideran las dificultades para lograr un embarazo, se hace énfasis en que con la edad una mujer pierde fertilidad. Aunque esto es cierto, también se debe tomar en cuenta que con la edad los hombres pierden calidad en su esperma (medida por la cantidad de espermatozoides en el semen o en el líquido eyaculado), y esto es un factor importante en la fertilización.
Diversos estudios muestran que, en términos generales, los hombres a los 40 años empiezan a perder calidad en su esperma de manera significativa. Con hombres de más de 45 años una mujer tarda hasta cinco veces más en concebir que con uno de más de 25 y el riesgo de que existan problemas en el embarazo y después aumenta considerablemente: el bebé tiene cinco veces más probabilidades de desarrollar autismo y 13 veces más síndrome de déficit de atención.
En las investigaciones mencionadas las mujeres de menos de 30 años mostraron tener un 73% de éxito de embarazo in vitro con hombres de entre 30 y 35 años, pero sólo un 46% con hombres de 40 a 42. Las mujeres de 35 a 40 años tuvieron un éxito de 54% con hombres de entre 30 a 35, y esto mejoró al 70% cuando los hombres eran menores de 30 años.
Lo anterior llama la atención hacia el papel de los hombres en el embarazo, siendo que generalmente toda la responsabilidad se coloca en las mujeres. Existe también un reloj biológico en los hombres que apremia. Dicho eso, igualmente es cierto que la fertilidad en las mujeres declina más rápido. Desde los 30 tempranos una mujer empieza a volverse menos fértil, y a los 35 su fertilidad se pierde de manera acelerada.
Todo esto sugiere que los hombres también deben tener en mente la urgencia del reloj biológico en la planeación de una familia. Se dice que "hombre prevenido vale por dos", y esto es cierto al menos en cuanto a la reproducción.