Contrariamente a lo que nos harían creer algunos gurús de cursos de iluminación de fin de semana, tantra y sexo no son sinónimos, ni mucho menos. Es cierto que el tantra -tanto hindú como budista- es una de las pocas escuelas espirituales que usa expresamente el sexo dentro de su sendero hacia la liberación, pero el sexo es sólo un aspecto entre muchos otros en el tantra y, de hecho, algo que se realiza solamente en etapas avanzadas entre adeptos serios que antes han realizado arduas prácticas preliminares.
En el estudio sobre la energía de la kundalini que hace la doctora Lilian Silburn se explica cómo el sexo, junto con el mantra, la meditación, etc., es una de las técnicas utilizadas para el despertar de la energía divina latente en el cuerpo humano dentro del tantra shaíva. La energía kundalini, generalmente visualizada como una serpiente enroscada en la base de la columna, es despertada por la fricción o agitación del mantra y la reconducción de los vientos (prana) que puede ocurrir en diversas prácticas. Esta energía representa a la diosa Shakti, el aspecto femenino de la divinidad. Shakti Kundalini despierta en el cuerpo y se alza, atravesando los diversos centros energéticos, hasta llegar a la corona donde yace Shiva, su divina pareja. Cuando alcanza a Shiva, la kundalini hace que se produzca un néctar o un líquido ambrosíaco que es el sello de la conciencia universal que se apodera del cuerpo, el yo individual se disuelve en el ser universal. A grandes rasgos, esta energía regresa a su esencia, que es la conciencia divina. Estas prácticas, apenas esbozadas, son bastante complejas y requieren de un maestro calificado que realice una transmisión oral de las mismas. Silburn escribe:
El propósito de la práctica sexual es infundir el estado interior de samadhi a la esfera exterior y luego de nuevo hacia el interior; para que en cada estado, una perfecta armonía sea experimentada. Cuando la interioridad invade los varios dominios, la vida y la actividad llegan a su apogeo; el ascenso de la kundalini hace que las energías del yogui convergan en un único centro -así revelando un mundo renovado en el que sus divinas energías se desdoblan-.
(cita tomada de Kundalini, Energy of the Depths)
Esta lectura del tantra shaíva nos dice básicamente que el éxtasis del sexo dentro de ciertas prácticas que previamente han alcanzado niveles de contemplación y calma meditativa (samadhi) permite diluir la división, así como diluye la división entre los amantes, entre el mundo interno y el mundo externo, revelando que todo es una misma conciencia. El éxtasis divino interno, como un río desbordado, anega la realidad externa, y la realidad externa, infundida de este éxtasis, luego anega al sujeto interno. Este proceso no es sino la resonancia con el proceson de creación y disolución del universo. El sexo, en este sentido, es la síntesis humana de la creatividad cósmica.