Junio es el Mes del Orgullo LGBT+ o de la Diversidad Sexual. Por ello, en especial durante este mes es común que se hable de respeto, tolerancia e inclusión para las personas con preferencias u orientaciones sexuales diversas, y también de la discriminación de la que muchas veces son víctimas, misma que se engloba en el concepto de homofobia.
De acuerdo con la definición que da el gobierno de México, la homofobia se define como el odio, rechazo y discriminación contra las personas que tienen preferencias u orientaciones sexuales distintas a la heterosexualidad.
La orientación sexual es la capacidad de cada persona de sentir atracción emocional, afectiva y sexual por personas de su mismo género, de un género diferente al suyo o respecto a más de un género, así como la capacidad de mantener relaciones íntimas y sexuales con esas personas.
Así, la homofobia se vincula principalmente con el rechazo a las personas LGBT+, y tiene un efecto sobre esta población, que sufre de discriminación, odio, falta de oportunidades laborales, educativas o de acceso a los servicios de salud, por lo que se le considera como un sector vulnerable.
Por otro lado, según el texto “Medición de la homofobia en México: Desarrollo y validación”, escrito por Ignacio Lozano Verduzco y Rolando Díaz-Loving y publicado por la Asociación Iberoamericana de Diagnóstico y Evaluación Psicológica, la homofobia se puede clasificar en cuatro vertientes:
1. Homofobia personal. Rechazo y odio hacia las personas con orientaciones sexuales diversas debido a la falta de comprensión y empatía hacia ellos, o por considerar que su preferencia se debe a algún tipo de enfermedad o trastorno.
2. Homofobia interpersonal. Pasa del mero rechazo a las acciones contra las personas con orientaciones sexuales diversas. Afecta las relaciones entre los individuos y se expresa en conductas de agresión física y/o verbal. Aquí se incluye también el uso de apodos y chistes que agreden o ridiculizan a las personas LGBT+.
3. Homofobia institucional. Se da cuando las instituciones gubernamentales, educativas y religiosas discriminan sistemáticamente a las personas LGBT+ a través de acciones, prácticas y leyes que limitan sus libertades y derechos.
4. Homofobia cultural. Incluye las normas y convenciones sociales de una cultura, las cuales legitiman la opresión y discriminación. Se trata de normas no escritas, que se aplican en códigos de conducta que conciben a la comunidad LGBT+ como algo inapropiado.
Para combatir la homofobia, son necesarios el respeto, la empatía y la tolerancia. Además es importante fomentar la aceptación de que cada persona es distinta y merece ser respetada y valorada con sus características propias, sin ser juzgada ni discriminada por esas diferencias.
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