Las relaciones sexuales son parte de lo más importante que tiene la existencia humana: difícilmente existe algo más placentero o que brinde más plenitud que el sexo. Sin embargo, justamente porque es tan importante y genera tanto interés, puede también ser la fuente de nuestra desdicha.
El maestro espiritual G. I. Gurdjieff escribió que el sexo es "la forma principal de esclavitud y la forma principal de liberación". Esta afirmación nos revela la importancia que tiene para una vida espiritual tener una buena vida sexual. Una buena vida sexual, según Gurdjieff, puede ser incluso el celibato, el cultivo de la energía del centro o chakra sexual, sin dilapidarla. Por eso Gurdjieff prohibía la masturbación a sus alumnos. A unos les pedía que se abstuvieran y a otros los motivaba a que tuvieran mucho sexo, dentro de ciertos parámetros y prácticas.
Gurdjieff consideraba que el orgasmo era una forma de recordar el sí mismo y salir de la existencia mecánica inconsciente en la que está sumido normalmente el ser humano. Por otro lado, a partir de técnicas de alquimia erótica, Gurdjieff creía que el sexo podía producir una energía más fina que podía usarse para fabricar un cuerpo sutil, una especie de alma para alcanzar la liberación. Así que el sexo, más allá de la perpetuación de la especie, tenía este fin: la trascendencia. Esto es algo que se encuentra también en el tantra, donde el cuerpo es considerado la geografía divina o el vehículo sagrado que permite alcanzar la iluminación en vida y donde también se utiliza el sexo para desbloquear los conductos y hacer que fluya la energía divina.
Ahora bien, como debe ser evidente, no cualquier tipo de sexo contribuye a la refinación energética del organismo, no cualquier sexo eleva la conciencia y demás. En realidad, la mayoría del sexo, cuando es hecho mecánicamente, sólo para buscar la autogratificación, tiene el efecto contrario, particularmente en el hombre cuando eyacula y no está realizando una práctica de alquimia. Así que es importante que una persona se pregunte si después de tener sexo se siente con menos energía, no sólo cansada por el esfuerzo físico, sino deprimida incluso. En dicho caso es evidente que está perdiendo energía y que debe cultivar más su bioenergía antes de tener sexo y elegir bien su pareja, quizás realizando yoga, qi-gong, pranayama y demás. Por otro lado, es poco probable que el sexo que no se realiza con algún tipo de conciencia, dentro de una práctica espiritual, produzca más energía. Aunque claro que si el sexo se realiza con amor, con el corazón expandido, aunque no se tenga esta intención seguramente los resultados serán positivos. Y es que el amor es obviamente en sí mismo la más alta energía. Como señala Giordano Bruno, el erotismo es ya una forma de magia y todos los vínculos se supeditan al amor, quien fuera para los antiguos griegos el primero de los dioses.