1. Affairs/infidelidad/engaño. Esto incluye infidelidad por una noche, relaciones por Internet (incluido el sexting), affairs de largo y corto plazo e infidelidad financiera.

2. Problemas sexuales, particularmente pérdida de libido (por parte del hombre o la mujer), incertidumbre sobre la sexualidad (propia o de la pareja).

3. Diferencias irreconciliables en cuanto a valores y creencias.

4. Etapas de vida diferentes. Los rumbos de la vida de ambos van en caminos opuestos.

5. Eventos traumáticos o que cambiaron su vida (enfermedad, la pérdida de un hijo).

6. Períodos de estrés prolongado, como estrés relacionado con el trabajo, larga enfermedad, problemas de salud mental, financieros, infertilidad…

7. Sentirse aburrido con la relación. La monotonía y la rutina en la relación; la falta de emoción y de sorpresa.

8. Lidiar con una pareja extremadamente celosa. El desgaste acaba por terminar con la relación.

9. Tener problemas con la familia del otro (por ejemplo, el hijo de la pareja no acepta la relación).

10. Violencia doméstica, incluido abuso verbal y físico.

11. Saber desde un principio que no debieron casarse.

12. Falta de responsabilidad por parte de uno de los dos en cuanto a economía, hijos, etcétera.

13. Expectativas irreales… Uno de los dos aún cree que su pareja es el príncipe azul o la princesa del castillo, y no ve al ser humano real. La decepción va mermando la relación.

14. Adicciones: abuso de sustancias, juego de apuestas, sexo… todo aquello que se convierte en un exceso no saludable.

15. Excesiva dependencia de las redes sociales, que perjudica la relación de pareja.

16. Falta de apoyo durante épocas particularmente difíciles.