Las fantasías están siempre en alguna parte de nuestra cabeza. Juegan al escondite, nos susurran ideas salvajes, se presentan como clips peliculescos, revuelven las pasiones misteriosamente, tienen fuerza y nos transmiten su poder. En esta actualidad en la que vivimos presos del trabajo, la familia, la academia, la religión, el gobierno, las fantasías se convierten en nuestra libertad. De hecho, a veces la capacidad de fantasear es la única libertad que tenemos. La fantasía o el "teatro de la mente" original genera una gran parte de la conciencia humana. La memoria, que se filtra a través del ojo de la mente, es una especie de fantasía que mira hacia atrás, hacia el pasado. Esperanza, anticipación, miedo y ambición son fantasías que miran hacia el futuro. Nuestra sexualidad está alimentada por fantasías del pasado y del futuro, así como por fantasías "puras", sueños salvajes que nunca ocurrieron, pero que nos persiguen y estimulan como si se tratase de experiencias de un universo paralelo. En este artículo compilamos cinco fantasías sexuales que todos tenemos, al menos la gran mayoría de personas.
1. El amante perfecto
Fantaseamos con encontrarnos con el amante perfecto. A veces le ponemos cara y nombre. Quizá lo materializamos a través de alguien que conocemos, que nos gusta mucho. Otras veces a través de un extraño con el que nos cruzamos. Nos gusta tener esa figura, esa especie de amor platónico.
2. Sólo hay una cosa mejor que fantasear con un amante perfecto: fantasear con dos
Participar en un trío sexual es una de las fantasías más recurrentes. ¿Por qué sólo limitarnos a un amante perfecto si podemos tener dos? En un mismo lugar, en la misma sesión.
3. Fantasías bisexuales
Tenemos que reconocer que más de una vez nos hemos sentido atraídos por una persona de nuestro mismo género aunque seamos heterosexuales. Bueno, es mucho más común de lo que se cuenta. La heterosexualidad no nos impide imaginar cómo sería el sexo bisexual.
4. Poder y rendición
El tipo de fantasía conocido en la práctica como S/M (sadomasoquismo). Que surja en la cabeza como fantasía no significa que lo tengamos que llevar a la práctica si no estamos seguros de ello, pero no le hacemos daño a nadie fantaseando. Somos libres de imaginar lo que queramos.
5. Exhibicionismo y voyerismo
Otro combo de las fantasías es ver y ser visto en el acto sexual. Claro, en grados de explicités de acuerdo a nuestro pudor, pero ver y ser visto es una sensación que ronda la cabeza. El amor carnal es un espectáculo y el gozo de la mirada erótica nos emociona al ser contemplados.
Con información de Alternet