¿Por qué me es tan difícil llegar al orgasmo?, ¿alguna vez te has planteado esta pregunta? Según diversas encuestas que se han realizado, alrededor del 95% de los hombres alcanzan el orgasmo durante la relación sexual, mientras que sólo el 57% de las mujeres experimenta esta sensación de manera regular.

Para empezar, al orgasmo se le define como el punto culminante o de mayor satisfacción de la excitación sexual, pero en realidad no es tan fácil explicar todas las sensaciones que se experimentan en ese momento, pues cada quien lo vive de una forma diferente, e incluso existen diferentes tipos, los cuales se alcanzan mediante la estimulación de distintas zonas erógenas. Si tienes dudas y no sabes si has sentido uno, checa nuestro artículo sobre cómo reconocer si has tenido un orgasmo. 

Ahora, si piensas que eres parte del 43% de las mujeres que no lo han experimentado, o a quienes se les dificulta llegar a ese estado de placer, esto puede deberse a múltiples factores, la mayoría de los cuales tienen un origen psicológico.

Algunas enfermedades y medicamentos pueden afectar el sistema hormonal y la función sexual, además, aún existen regiones donde la cultura y la religión hacen que la práctica sexual se vea como algo malo, y esto también puede afectar a las mujeres que han sido educadas con esas creencias.

Sin embargo, el mayor enemigo de tus orgasmos se encuentra en tu propia mente, ya que tanto el estrés como las preocupaciones diarias están entre los principales factores que evitan el orgasmo. 

Esto es bastante lógico, pues al ocupar tu mente pensando en todos tus pendientes, en las cuentas por pagar, en el mal día que tuviste, en los problemas del trabajo, o cualquier otra cosa, quitas tu atención del momento que estás viviendo, y ni tu cerebro ni tu cuerpo se enfocan en el placer. Por eso, la recomendación es dejar los problemas afuera y sólo dedicarte a sentir y disfrutar. 

La autoestima es otro aspecto fundamental para gozar plenamente de tu vida sexual. ¿Por qué?, porque si no empiezas por quererte y aceptarte tú misma, te sentirás inhibida al mostrarte desnuda ante tu pareja. Pensarás que va a notar todos los defectos que te ves, desde tus kilos de más, las imperfecciones de tu piel o cualquier otra cosa que a ti no te guste. 

En este caso, es necesario que entiendas que si está contigo es porque le gustas así como eres, y en esos momentos en lo que menos se va a fijar es en si tienes o no celulitis, sino que se va a dedicar a disfrutar del placer que ambos puedan darse.

Por otro lado, es importante que haya una adecuada estimulación previa, ya que, en general, una mujer tarda más en llegar al punto máximo de excitación. Así que, tú y tu pareja deben tomase su tiempo en el juego previo y, además de la penetración, es fundamental que todas las zonas erógenas sean estimuladas, en especial el clítoris, donde se encuentran una gran cantidad de terminaciones nerviosas, que lo convierten en uno de los principales centros de placer femeninos.

Además de aceptarlo, también es necesario que conozcas tu cuerpo e identifiques tus zonas erógenas. Para ello, la exploración a través de la masturbación es fundamental. Así que, deja a un lado los tabúes y recorre cada tramo de tu piel para detectar aquellas zonas que desatan el placer, incluso puedes usar juguetes sexuales para probar nuevas sensaciones y ayudar a deshinibirte. Después, guía a tu pareja para que preste especial atención a estas áreas que has descubierto.  

En este sentido, la confianza y la comunicación en la pareja son primordiales, ya que ambos deben hablar y guiarse mutuamente para saber lo que más disfrutan, qué y cómo les gusta, para así descubrir juntos la mejor manera para experimentar los orgasmos más intensos.

Por último, no te enfoques en que tu objetivo es llegar al orgasmo, ya que el tener esta idea en la mente todo el tiempo, sólo te generará más estrés y frustración. Simplemente relájate, déjate llevar y disfruta al máximo cada momento del encuentro con tu pareja.