No hace falta decir lo disfrutable y placentero que es el sexo, y todos los beneficios que nos trae en varios aspectos de nuestra vida (cuerpo, mente, ánimo). Sin embargo y aunque no lo creas, existen personas que por cientos de motivos diferentes se han alejado gradualmente o de tajo de los encuentros sexuales, y quizá no lo saben, pero eso podría tener algunos efectos negativos en el cuerpo. Según la sexóloga y terapeuta Sari Cooper, estas son las consecuencias más usuales de la falta de sexo:
Apatía y mal humor
Es probable que la pérdida de apetito sexual nos ponga de malas, ya que podríamos estar acumulando una tensión que, aunque haya muchas maneras de tratarla, al menos no se liberará por la vía sexual, que suele ser de las más efectivas. Independientemente de si fue una decisión, es inevitable que nuestro cuerpo reaccione a la falta de contacto íntimo con alguien más. Aunado a esto, la apatía, falta de vitalidad y desgano pueden ser una consecuencia del mal humor y la tensión corporal. Cuando prolongamos mucho tiempo un estado de ánimo bajo comenzarán a aparecer distintas consecuencias anímicas y psicológicas, como ansiedad o compulsividad.
Depresión
En casos todavía más graves, la falta de oxitocina y endorfinas (producidas por una relación sexual) puede desencadenar cuadros de depresión. Ojo: es importante saber que no sólo el sexo produce estas hormonas, pero sí lo hace de una manera intensa e inmediata. Hay que aclarar que este punto se refiere a casos extremos pero que definitivamente caen dentro de la posibilidad.
Debilitamiento de las paredes vaginales
En el caso de las mujeres, las paredes vaginales pueden verse afectadas cuando no hay actividad sexual, sobre todo en la menopausia. De hecho, la Sociedad Norteamericana de la Menopausia le recomienda a las mujeres que pasan por este período tener sexo constante, para mantener la elasticidad de la vagina y un buen equilibrio hormonal. Si se ha estado un largo tiempo sin relaciones sexuales, aumenta la probabilidad de dolor e incomodidad al momento de la penetración.
Desbalance hormonal
Aquí se conecta el punto anterior, pues las relaciones sexuales mantienen estable el nivel hormonal en el cuerpo femenino y es de suponerse que cuando deja de haber este contacto, los picos y bajadas pueden hacerse mucho más pronunciados, incluso en mujeres jóvenes que aún tienen su período menstrual. La doctora Lauren Streicher, autora del libro Sex Rx: Hormones, Health, and Your Best Sex Ever, afirma que las mujeres de entre 20 y 30 años mantienen niveles normales de estrógenos incluso si no tienen vida sexual activa, pero cuando esa edad es superada, el sexo frecuente es un factor decisivo para poder mantener el mismo balance.
Cólicos menstruales
Las relaciones sexuales mantienen saludable el útero y la cavidad vaginal, que son estimulados durante el orgasmo, lo cual, en muchos casos (aunque no siempre), provoca que los dolores menstruales no sean tan intensos. Entonces, si se anula la posibilidad de penetración, es lógico que aumenten las probabilidades de mayor aparición de cólicos, afirma Streicher.
A grandes rasgos, estas son las consecuencias más comunes de la falta de sexo. No obstante, debe quedar claro que la decisión que cada quién haya tomado debe respetarse bajo cualquier circunstancia. Decidir no tener relaciones sexuales es una opción viable para muchas personas, incluso jóvenes en edad reproductiva, y en ningún momento se deberá presionar o insistir. Por fortuna, estas consecuencias se pueden tratar mediante remedios naturales, meditación y ejercicio. Cada quien vive su sexualidad libremente, y eso es lo más importante que hay que comprender.