Las infecciones vaginales afectan a mujeres de todas las edades, tanto a las que son activas sexualmente como a las que no lo son. La mayoría de las mujeres ha tenido una infección vaginal por lo menos una vez en su vida y se trata de la principal razón por la que acuden con el ginecólogo.
Las causas más comunes de las infecciones vaginales son los hongos o levaduras, las bacterias y la tricomoniasis (infección de transmisión sexual).
Estas infecciones pueden ocurrir cuando una mujer tiene relaciones sexuales sin protección con una pareja masculina, experimenta cambios hormonales (ya sea por tratamientos a base de hormonas o por los cambios que ocurren en etapas como la adolescencia, el embarazo y la menopausia), o cuando no mantiene buenos hábitos de higiene.
Otras cosas que pueden causar una infección vaginal son los tampones y toallas sanitarias con aroma (y los que no tienen aroma, si no los cambias con la frecuencia necesaria), los desodorantes en aerosol y los jabones o limpiadores que no son específicos para la zona genital.
Ninguna de estas cosas es necesaria para limpiar la vagina, ya que ésta se limpia a sí misma a través del flujo natural y las mucosidades que existen en su interior. Lo ideal es sólo usar agua y limpiar con ayuda de tus dedos todo el exterior cuando te bañas.
En todos los casos, cuando tengas alguna molestia o notes algo fuera de lo normal, es importante que acudas con el médico, ya que cada tipo de infección es originada por un germen u organismo distinto y debe tratarse de manera diferente. Así que los medicamentos contra las infecciones vaginales que puedes comprar sin receta no son la mejor opción, además de que nunca es recomendable automedicarte.
Los síntomas comunes que anuncian la presencia de una infección vaginal son: mal olor, flujo fuera de lo normal (en color, olor y consistencia), ardor, comezón, irritación y dolor al orinar o al mantener relaciones sexuales.
No obstante, algunas mujeres pueden no tener síntomas, o son tan leves que ni siquiera los notan. Por ello es importante que visites a tu ginecólogo una vez al año, para cerciorarte de que todo está bien. Además de las infecciones, puedes prevenir enfermedades como el cáncer cervicouterino y el virus del papiloma humano.
Te puede interesar: 4 estudios que debe incluir tu revisión ginecológica anual
El problema más común de desequilibrio vaginal es la vaginosis bacteriana. Las mujeres que la padecen tienen un alto número de bacterias de especies diferentes en la vagina, las cuales hacen que el pH se eleve y esto a su vez reduce la cantidad de bacterias buenas.
Este tipo de infección genera síntomas como:
Los principales factores de riesgo para adquirir este tipo de infección incluyen:
El tratamiento de la vaginosis bacteriana suele implicar el uso de medicamentos antibióticos, ya sea vía oral o aplicados directamente en la vagina en forma de gel u óvulos.
Infección por levaduras u hongos
La infección por levaduras u hongos es otro tipo de problema de desequilibrio vaginal. La mayoría de los casos de vaginitis por levaduras son causados por un hongo llamado Candida albicans.
Por lo general, el crecimiento de hongos es controlado por bacterias buenas. Pero un desequilibrio de las bacterias vaginales, especialmente cuando se tienen muy pocos lactobacilos vaginales, puede hacer que los hongos crezcan fuera de control y ocasionen una infección.
Los síntomas de este tipo de infección incluyen:
Este tipo de infección puede ser causada por:
La mayoría de las infecciones por hongos se pueden tratar con medicamentos antimicóticos, los cuales están disponibles en forma de crema, ungüento, tabletas orales y supositorios vaginales.
La tricomoniasis es una infección de transmisión sexual muy común que, como la mayoría de las enfermedades de transmisión sexual, se da al tener relaciones íntimas sin protección o con múltiples parejas.
Los síntomas de la tricomoniasis incluyen:
Vale la pena señalar que tener un desequilibrio vaginal como la vaginosis bacteriana puede aumentar tus posibilidades de contraer una infección como la tricomoniasis.
La mejor manera de prevenir una infección vaginal es mantener una adecuada higiene íntima, para ello es recomendable seguir las siguientes directrices: