Las relaciones íntimas son algo que pueden causarte un sinfín de emociones, desde euforia hasta tristeza. Las lágrimas de felicidad o de melancolía son totalmente normales. Si esto te ha ocurrido en alguna ocasión, no tienes por qué sentirte mal. Clínicamente a esto se le conoce como disforia poscoital, y puede incluir lágrimas, irritabilidad o tristeza después de un acto sexual, incluso si fue bueno y satisfactorio.
Felicidad
Probablemente has experimentado o presenciado "lágrimas de alegría", como en una boda o el nacimiento de un hijo. Lo mismo puede suceder durante o después de las relaciones sexuales. Tal vez estás enamorado, o tal vez tuviste el mejor sexo de todos los tiempos.
Si no has tenido relaciones sexuales en un tiempo o no lo has anticipado durante un largo período, estos sentimientos pueden ser aún más intensos.
Sentirte abrumado
¿Te perdiste totalmente en el momento? ¿Hiciste juegos de rol o fantaseaste durante el sexo? Estos escenarios pueden aumentar la tensión y crear una montaña rusa emocional. Las lágrimas pueden significar que simplemente estás abrumado por la emoción de todo esto.
Si te molesta la respuesta al llanto, puedes tratar de bajar un poco el tono de la fantasía para ver si eso ayuda.
Que tu cuerpo se sienta abrumado
Esto puede ocurrir si has esperado ese momento durante mucho tiempo o si tuviste el mejor sexo de tu vida. También si es la primera vez que experimentas orgasmos múltiples. Es posible que también pase si no llegas a sentir nada durante las relaciones, como una respuesta de frustración por parte de tu cuerpo.
Respuesta biológica
Algunos datos dicen que del 32% al 64% de las mujeres experimentan disforia poscoital. Esto puede ocurrir por todo el cambio hormonal que sucede durante las relaciones sexuales. Asimismo, llorar podría ser también un mecanismo para reducir la tensión.
Dolor
Experimentar algún malestar físico durante las relaciones sexuales no es algo raro. A esto se le llama dispareunia, y puede suceder durante o después debido a:
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Ansiedad
El llanto usualmente es una respuesta a la ansiedad, el miedo y estrés. Puede ser que tu cuerpo sí esté presente pero tu mente esté en otro lado, llena de preocupaciones o cualquier otra cosa que te distrae. Ocurre también que puedas tener ansiedad por no dar lo mejor de ti durante el acto sexual. Es mejor que no pienses mucho al respecto y solamente disfrutes del momento.
Pena/culpa
El sexo te muestra tal cual eres, vulnerable y con miedos, los cuales se pueden hacer mucho más presentes durante las relaciones sexuales. Si tienes algún tipo de inseguridad por tu físico o algún comportamiento que creas que no es adecuado, esto puede causar que sientas pena o culpa por hacerlo. Si has tenido problemas con tu pareja, puede ser que estas emociones se hagan presentes debido a algún problema pasado.
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Confusión
Los problemas o confusiones en las relaciones pueden ser causantes de que te sientas así después de la intimidad. Tal vez los dos tengan ideas diferentes de lo que quieren de la relación, o simplemente no compaginan en el sexo. Esto te lo puedes ahorrar si antes hablas claramente con tu pareja. Recuerda que la comunicación abierta siempre es lo mejor que puedes hacer.
Depresión
Si notas que llorar es muy recurrente, entonces puede ser señal de otra cosa; tal vez tengas depresión y no te has dado cuenta. Préstale atención a estas señales:
El índice de la disforia poscoital es mucho más alto en mujeres con depresión posparto. Puede ser que esto ocurra por las fluctuaciones hormonales.
Recuerdos de algún abuso o trauma
Es muy posible que si eres un sobreviviente de algún abuso sexual, ciertas posturas o el acto mismo te traigan malos recuerdos. En este caso es sumamente importante que vayas a terapia, para que puedas lidiar con esto de la mejor manera posible y puedas tener relaciones sanas.
Piensa en las razones para llorar. Aquí hay algunas preguntas para hacerse en el momento:
Si tus respuestas tienden a ser de estar abrumado por el amor o el placer físico puro, probablemente no necesitas preocuparte por ello.
Si tu pareja llora, asegúrate de preguntarle qué siente y cómo puedes ayudarle para que el sentimiento pase. No seas muy insistente; si en ese momento no se siente bien para hablar, deja que pasen unos minutos y después platícalo con más calma.
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