La liberación sexual trajo grandes beneficios para el bienestar y el placer sexual de las personas, especialmente de las mujeres, quienes vivían una mayor represión al considerarse que el único fin de su sexualidad era el de la concepción. Así, el mundo empezó a darse cuenta de que la mujer puede y debe disfrutar de su cuerpo y su sexualidad más allá de la función reproductiva o de cuestiones sociales como su estado civil.

Con los años, cada vez más mujeres empezaron a disfrutar de una sexualidad más libre, en la que hubo cabida para experimentar la sexualidad antes del matrimonio y con diversasparejas, conocer su cuerpo a través del autoerotismo y la masturbación, o vivir experiencias enfocadas únicamente en el placer, como el sexo casual. 

Sin embargo, más allá de dogmas o posturas conservadoras, prácticas como el sexo casual o las relaciones abiertas y poliamorosas no son para todo mundo, y en especial son experiencias que pueden terminar por herir a las mujeres. 

Esto se debe a que hombres y las mujeres tienen una fisonomía evolutiva muy diferente. Por ejemplo, aunque tener o no hijos es una libre elección para la mujer, la realidad es que, biológicamente, en muchos aspectos su cuerpo funciona en torno a este fin. Entonces, aunque una mujer decida no tener hijos, su cuerpo tiene miles de años de codificación evolutiva incorporada en torno a la procreación.

Parte de esta codificación evolutiva está en las hormonas y los neurotransmisores. Cuando una mujer tiene relaciones sexuales, su organismo libera oxitocina, a la que se conoce como "hormona del amor", debido a que su función está asociada con el apego y la creación de vínculos afectivos, especialmente con la pareja y entre madres e hijos.

El cuerpo de la mujer no sabe si su pareja es una aventura casual o el amor de su vida, por lo que, eventualmente, generará un apego y los consecuente sentimientos de afecto que con él vienen, aunque se trate de sexo casual. 

Los hombres, en cambio, también producen oxitocina, pero en una menor cantidad, pues sus organismos liberan una mayor cantidad de dopamina, conocida como “la hormona del placer”, la cual es adictiva y puede llevarlos a buscar más y más placer, incluso con diferentes parejas.

Por qué el sexo casual puede dañar a algunas mujeres

Si bien no se debe generalizar y seguro hay mujeres capaces de mantener relaciones abiertas, poliamorosas o de sexo casual sin que esto les genere conflicto alguno, para muchas mujeres la experiencia sexual suele conducir al apego, el afecto y, con el tiempo, al cariño y el amor; independientemente de que se trate de una relación “formal”, de amor libre, poliamor o de sexo casual. Y cuando su pareja sexual no comparte esos sentimientos y emociones, eso ses un problema.

Entonces, si bien es cierto que cada mujer es libre de explorar su cuerpo y vivir su sexualidad de la forma que elija, también es cierto que cada una debe empezar por ser honesta consigo misma y tener muy claro lo que quiere para su vida en el corto y largo plazo, así como saber si sus emociones están alineadas con lo que prácticas como el sexo casual requieren, pues sus bases son el desapego y la búsqueda exclusiva del placer físico, libre de emociones y sentimientos. 

En este sentido, el sexo casual no es una buena idea para personas que generan apego muy fácil y rápidamente, para quienes tienen una personalidad romántica y afectuosa, ni para quienes el amor es importante a la hora de relacionarse sexualmente con una pareja. 

Es necesario considerar que el cuerpo y el cerebro de la mujer funcionan de manera diferente a los del hombre, y es necesario respetar esas diferencias, además de ser honestos respecto a ellas. 

Este no es un juicio sobre el sexo casual, sino una invitación a que las mujeres (y las personas en general, porque también hay hombres que pueden generar apego tras el sexo) reflexionen si eso es lo que realmente quieren y si están dispuestos a asumir las consecuencias que ese tipo de experiencias conllevan.

Para alguien que anhela la compañía, el afecto y la cercanía, definitivamente le sexo casual no sería una opción, ya que con el tiempo podría resultar algo doloroso; y no hay nada malo en ello, simplemente son ideales diferentes y modos distintos de sentir y de vivir la sexualidad.

Lo más importante es que escuches a tu cuerpo y sus deseos, pero también a tu corazón, a tu mente, tus emociones y las necesidades que cada uno tiene. Pon en una balanza los pros y contras que para ti tendría experimentar el sexo casual, así como la forma en que te sentirías después de ello según tu personalidad y tus necesidades afectivas. Con base en ello, decide si es o no una práctica adecuada para ti.

Si decides que sí, adelante, disfrútalo sin dudas, culpas ni remordimientos y no te olvides de practicar el sexo responsablemente, usar preservativos y, si lo consideras necesario, algún método adicional para prevenir embarazos no deseados.

Si decides que no, está bien, no tienes que hacer lo que tus amigos o muchas personas hacen. Cada quien es diferente y tiene ideales, necesidades y objetivos distintos. Respeta y tu decisión, haz que quienes se relacionen contigo la respeten y nunca dejes que alguien te eoblugue a hacer algo que te incomode o te haga sentir inseguirdad.

Conocerte, saber lo que quieres y reflexionar sobre lo que es bueno o malo para ti te ayudará a tomar decisiones más conscientes cuando se trata de tu sexualidad y con quién quieres compartir tu cuerpo y tu cama.