El calor característico de la temporada de verano, una higiene deficiente en la preparación de los alimentos y una inadecuada conservación de los mismos (por ejemplo, no cocinarlos bien o no mantenerlos en refrigeración), son las principales causas de las intoxicaciones alimentarias que sufren las personas durante los viajes.
La suma de estos tres factores contribuye a la proliferación de microorganismos, como Salmonella y E. Coli, entre los más conocidos, los cuales afectan especialmente a niños, ancianos, embarazadas y personas con algún tipo de trastorno inmunitario.
El riesgo aumenta cuando tu viaje es al extranjero, ya que tanto el tipo de alimentos como la forma de prepararlos es distinta. Al tener cambios importantes en los hábitos alimenticios, pueden darse desde malestares gastrointestinales hasta intoxicaciones.
Para prevenir la intoxicación alimentaria cuando viajas, la principal recomendación es mantener una buena higiene. Lávate las manos antes de preparar o ingerir cualquier alimento, después de ir al baño, al regresar de la calle y luego de manipular objetos que pudieran contaminarlas.
Si vas a preparar tu propia comida, lava y desinfecta bien las frutas y verduras, mantén en refrigeración los alimentos perecederos y cocina adecuadamente los productos de origen animal, como la carne de cualquier tipo y el huevo.
Evita los alimentos crudos, en especial si vas fuera del país, pues no estás acostumbrado a su manejo y forma de preparación. En especial se recomienda evitar los platillos con carne, pescado y huevo crudos o poco cocidos.
Esto se debe a que es más probable que los alimentos crudos contengan bacterias. Así que, si dudas de la higiene del lugar en el que vas a comer, prefiere los platillos cocinados, ya que en su proceso de cocción mueren los microorganismos que pudieran tener.
Es normal que quieras conocer y disfrutar una gastronomía distinta a aquella a la que estás acostumbrado, pero si ya sabes que eres alérgico a algún tipo de alimento, asegúrate de que lo que vayas a comer no lo incluya. Ante cualquier duda, pregunta, y pide que te lo preparen sin ese ingrediente, o busca otra alternativa que no te caiga mal.
Finalmente, elige bien los lugares donde te vas a alimentar. No te dejes llevar siempre por lo más barato, pues los puestos callejeros están más expuestos a todo tipo de bacterias. Busca recomendaciones y escoge un lugar que se caracterice por su limpieza. Quizá vas a gastar más, pero tu salud lo vale.
En caso de que algún alimento te caiga mal y te dé diarrea, debes consumir bebidas isotónicas que ayudan a tu organismo a rehidratarse y recuperarse mejor. Si no las tienes a la mano, las puedes preparar con agua, sal y jugo de limón. Combina esto con una dieta blanda libre de fibra.
Si, por el contrario, la reacción de tu organismo es el estreñimiento, lo que necesitas es incrementar la cantidad de fibra en tus alimentos, al comer verduras, frutas o legumbres. Además, bebe una mayor cantidad de agua y mantente en movimiento (con caminar es suficiente, así que puedes recorrer el lugar a pie) para que tu intestino trabaje mejor.
Si el malestar es mayor y piensas que te has intoxicado, considera que los síntomas por intoxicación alimentaria suelen aparecer entre 2 y 6 horas después de haber ingerido el alimento. Los más comunes suelen ser náuseas, vómito, dolor abdominal, diarrea y fiebre.
La mayoría de las veces los síntomas desaparecen en un par de días, por lo que sólo es necesario beber abundante líquido para evitar la deshidratación y consumir alimentos ligeros y que le caigan bien a tu organismo.
En caso de que el malestar deje de ser tolerable o si pasan más de 2 días y te sientes igual de mal, lo mejor es que acudas al médico, para descartar que se trate de una intoxicación de cuidado, como la salmonela.