Para las almas aventureras, no hay nada más valioso que salir a conocer otros lugares. El mundo es muy grande y el potencial para tener nuevas experiencias es infinito. Viajar te da la posibilidad de abrirte a nuevas culturas, personas y puntos de vista, y te hace conocer mucho más de ti mismo.
No hace falta gastar una fortuna en recorrer el planeta; basta con visitar un sitio en el que nunca hayas estado antes, una vez al año. ¡Todo es aprendizaje! Además, hay viajes para todos los presupuestos. Si antes de siquiera considerarlo te autolimitas con la creencia de que “es muy caro”, ¡te pierdes de tantas cosas!
Si pasas tu existencia entera en un solo lugar, es como tener un libro hermoso y rehusarte a leer más de una página. Viajar tiene innumerables ventajas. Aquí están sólo algunas de las más significativas, para que dejes de darle vueltas y te animes:
- Te hace más curioso y humilde. Conocer otros lugares te mantiene siempre alerta para absorber todo a tu alrededor. Te saca de tu zona de confort y te hace tener una nueva visión, valorar mucho más tus propias circunstancias y tomar en cuenta a los demás. Estás más consciente que nunca de que no estás solo en el mundo y de que todos los seres comparten una conexión poderosa.
- Aumenta tu fe en la humanidad. Mientas más gente conozcas, más países recorras y más conocimiento acumules, te darás cuenta de que la mayoría intenta hacer lo correcto. Tu confianza en las personas y tu paz interior crecerán.
- Despierta tu creatividad. Los científicos le llaman flexibilidad cognitiva; es decir, que al momento de integrar una cultura nueva en tu identidad, esta situación inusual te obliga a abrir la mente y a considerar nuevas ideas. Este efecto se dispara cuando vives en un país distinto al tuyo, pues tu capacidad de adaptación está más presente que nunca.
- Te brinda una perspectiva más amplia. Observar tu vida desde la distancia (física y metafóricamente), te hace ver las cosas más claras. Lo que te parecía un problema, ahora es una oportunidad. Aquello que dabas por hecho, se ha convertido en un gran tesoro.
- Refresca tus sentidos. Pasar tiempo en el exterior (sobre todo en la naturaleza) te relaja y ayuda a despejar la mente mucho más que, por ejemplo, el aire de cualquier oficina. Esto te permite estar mucho más concentrado en las tareas que realices, además de tener la sensación de estar completamente renovado cada vez que te das ese espacio.
- Te vuelve más paciente. Aprender a manejar los retrasos, los cambios de planes y demás situaciones que surgen durante una travesía te convierte en una persona mucho más comprensiva en un plano general, y esto se extenderá a otros aspectos de tu vida.
- Te hace más feliz. Cuando te acostumbras a viajar, la emoción del siguiente recorrido te hace sentir más vivo y expectante que cualquier bien material que puedas comprar. Invertir en viajar es el único gasto que te hace más rico.
“Al principio, viajar te deja sin palabras… después te convierte en un contador de historias”, dijo Ibn Battuta.