La pandemia y el aislamiento que ocasionó no sólo han obligado a hacer cambios drásticos en las rutinas y la forma de vida, sino que también han afectado la salud mental y emocional de la gente en niveles muy profundos.
Además de la preocupación por cuidar la salud propia y de los seres queridos, el constante aumento en el número de casos y fallecimientos ha provocado ansiedad y estrés en un gran número de personas.
Por otro lado, las consecuencias del confinamiento incluyen una mayor sensación de soledad, aumento de la tristeza y la depresión, así como estrés y preocupaciones para quienes perdieron su trabajo, vieron reducido su sueldo o tuvieron que cerrar sus negocios.
A esto se suman la sensación de encierro, los planes cancelados o pospuestos indefinidamente, la necesidad de volver a ver y abrazar a los seres queridos, y en general, la sensación de que la forma de vida se rompió y difícilmente volverá a ser como antes, al menos durante un tiempo considerable. Todos estos factores han ocasionado una crisis de salud mental en todo el mundo.
Al respecto, como parte de un estudio realizado por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), se encuestó a 5 mil 412 adultos con respecto a su salud mental y conductual a fines de junio.
Más del 10% de los encuestados dijeron que consideraron seriamente el suicidio en los últimos 30 días (en comparación con el 4.3% en 2018). Los porcentajes fueron mucho más altos para los adultos jóvenes, afroamericanos y latinoamericanos, así como los trabajadores esenciales y los cuidadores no remunerados.
Este es el porcentaje de personas que contemplaron el suicidio en cada categoría:
Junto con los pensamientos suicidas, el 13.3% de los encuestados consumió sustancias, como alcohol o drogas, para hacer frente a su estado mental y emocional; el 26.3% experimentó traumas y trastornos relacionados con el estrés (TSRD), y el 30,9% padecía depresión o trastornos de ansiedad.
Según el informe, esta drástica disminución de la salud mental de los adultos jóvenes se asocia con las tasas de mortalidad del virus, así como con el distanciamiento físico y las órdenes de quedarse en casa.
Además de las impresionantes cifras de contagios y muertes, el costo mental de esta panemia ha sido inmenso, pues uno de cada cuatro jóvenes ha contemplado el suicidio en los últimos meses.
Antes de la pandemia, existía ya una epidemia de soledad, y aproximadamente la mitad de los estadounidenses informaban sentirse solos. Esta situación se agravó con el avance de la pandemia y el confinamiento extendido, ya que entonces, las personas que antes no se veían afectadas por la soledad de repente lo hicieron.
El distanciamiento social ha dificultado que la mayoría de las personas prioricen sus necesidades sociales y de salud porque muchas de las actividades o hábitos pasados que disfrutaban ahora no son posibles, y esto contribuye al deterioro del bienestar mental y emocional.
La soledad puede afectar el dolor físico y aumentar el riesgo de enfermedad, depresión y pensamientos suicidas. De hecho, desde que comenzó la pandemia, la prescripción de nuevos medicamentos antidepresivos se incrementó en un 19%.
Por otro lado, a la par de la soledad, la ansiedad que rodea a la incertidumbre del virus, la inseguridad laboral y económica, la pérdida de seres queridos y más, hicieron que los investigadores pronosticaran una inminente epidemia psiquiátrica durante y después de la pandemia.
Por ello, los especialistas hacen un llamado a las personas para que no dejen pasar las situaciones que les afectan emocional y mentalmente, al atender proactivamente su salud en estos ámbitos y así prevenir una emergencia continua o creciente. Ahora es más importante que nunca poner la salud emocional, mental y física en la parte superior de la lista de prioridades.
Si sueles tener sentimientos prolongados de depresión u otros síntomas de que tu salud mental y emocional se han deteriorado, considera la posibilidad de acudir con un profesional para que te ayude a superarlo.
Además, aunque sea a distancia, procura mantener el contacto con tus seres queridos, ya sea a través de mensajes, llamadas o videollamadas; eso te ayudará a sobrellevar mejor esta contingencia y a evitar la sensación de soledad. Recuerda que estar en confinamientono significa que debas aislarte, así que conserva y cultiva las relaciones que te hacen bien.
Y si conoces a alguien que haya entrado en depresión durante la pandemia o que tenga tendencias suicidas, bríndale tu apoyo y comprensión y, sobre todo, anímalo para que busque ayuda profesional.
Si tú o un ser querido tiene pensamientos suicidas, puedes comunicarte a la Línea de Seguridad o el Chat de Confianza del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México. Es un servicio gratuito, confidencial y brinda atención todos los días, las 24 horas:
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