Es un hecho que todo en la vida está en un cambio constante. Eso es algo que no puedes controlar y a lo que más bien debes adaptarte para fluir junto con el cambio, sin resistencia ni sufrimiento de por medio.
Sin embargo, hay ocasiones en las que esos cambios ocurren de forma tan repentina o vertiginosa que te pueden hacer complicada la tarea de adaptarte y fluir, pues te generan una gran incertidumbre. En esos casos es necesario ser más resiliente, para tener la fortaleza de enfrentar las nuevas circunstancias y saber sacar lo mejor de ellas.
El mundo actual vive justamente uno de esos momentos de grandes cambios y rupturas, que tomaron a todos de forma inesperada y tienen a la humanidad hundida en la incertidumbre.
Así que ahora ser resiliente es de gran importancia para poder vivir mejor la transición a esa nueva realidad que la pandemia ha traído consigo y para superar la incertidumbre que dichas nuevas circunstancias ocasionan.
Al igual que el dolor, la incertidumbre es inevitable, pues nadie puede saber con certeza lo que pasará de un momento a otro. Si no se maneja adecuadamente, esa incertidumbre puede convertirse en estrés, ansiedad, depresión, insomnio y muchos otros problemas de salud emocional y mental.
Sin embargo, aunque no puedes evitar la incertidumbre, lo que sí puedes hacer es evitar que te afecte. ¿Cómo? Al ser resiliente. La resiliencia te ayuda a comprender y aceptar mejor los cambios para adaptarte y, mejor aún, aprender de ellos.
Una forma sencilla de cultivar la resiliencia es a través de afirmaciones. Puedes repetirlas todos los días y actuar de acuerdo con ellas, hasta que se conviertan en creencias que lleves a todas las áreas de tu vida.
Las siguientes son afirmaciones que te ayudarán a cultivar y fortalecer la resiliencia en las épocas de incertidumbre.
Sí, es importante madurar y saber tomarse las cosas en serio, pero eso no significa que debas volverte alguien amargado, de mente cuadrada e ideas inamovibles. Por el contrario, debes mantener la flexibilidad mental, la capacidad de asombro y la curiosidad que caracterizan a la infancia.
Esas cualidades de los niños les ayudan a hacer frente a la incertidumbre de mejor manera. Ya que ellos viven en el presente, cuando están saludables mental y emocionalmente no se agobian por lo que va a pasar. Por el contrario, aprovechan cada momento a medida que se presenta, permanecen abiertos a lo que puedan traer los días venideros. Y en lugar de pensar en lo peor que podría pasar, aprovechan al máximo lo que sucede en el momento presente.
El temor a lo incierto surge cuando el cerebro piensa que la certeza da seguridad y mantiene a salvo. Sin embargo, la realidad es que has enfrentado la incertidumbre durante toda tu vida, pues nunca has sabido realmente lo que ocurrirá después en cada momento, con cada paso que das o cada decisión que tomas. El punto es que la mayoría de las veces ni siquiera te percatas de esa incertidumbre, porque no piensas en ella.
No te levantaste esta mañana y le dijiste a tu corazón que latiera todo el día, y si un auto de repente acelera hacia ti, no le dices a tu cuerpo que salte del camino. Existe una inteligencia biológica, cultural y social que te ayuda a enfrentar todos los desafíos, y es ella la que te ayudará a hacer frente a todo lo que suceda en tu camino, incluso a las dificultades como las que se vislumbran con el panorama actual ante la pandemia.
Así que no pierdas la confianza, la fe ni la esperanza en que esto también es pasajero y en algún momento acabará.
El silencio y la soledad son gustos adquiridos. Al principio, toda esa quietud y soledad como las que se han vivido a lo largo de la cuarentena pueden ser abrumadoras. Pero con el tiempo, tu mente aprende a fluir y a ir más lento, a olvidarse por un momento del estrés de la rutina diaria. Así, cuanto más disminuyes la velocidad, más tranquilo te sientes y aprecias más el ritmo lento que ahora tienen los días.
Una mente ocupada tiene miles de pensamientos innecesarios al día, y esto drena la energía vital que el cerebro podría usar para otras cosas. Es más probable que una mente cansada sea víctima de distorsiones cognitivas y se vuelva temerosa por cosas que cree pero que en realidad no son ciertas. Una mente exhausta tiende a perder los estribos, muestra menos compasión y te hace pensar y decir cosas que realmente no sientes.
Cuando dedicas tiempo a descansar en silencio, equilibras tu sistema nervioso para que no te quedes atrapado en el modo de lucha o huida que genera el estrés, entonces es cuando puedes responder de manera más efectiva a los desafíos de la vida y a la incertidumbre que conllevan.
Tener objetivos claros te ayuda a dar estructura y dirección a tu vida, lo cual, a su vez, te permite mantener tu mente enfocada y motivada. No obstante, si tú o tus circunstancias cambian, esos objetivos deben modificarse y adaptarse también a tu nueva realidad. Por supuesto que no se trata de que renuncies a ellos, sino de que contemples la posibilidad de tomar otros caminos o de realizar ciertos cambios en esas metas que deseas alcanzar.
En este momento, la situación global ha cambiado drásticamente, así que no te tortures con tratar de alcanzar los mismos objetivos que tenías antes de que estallara la pandemia. Estas circunstancias pueden implicar replantear tus objetivos y volver a trazar el plan para lograrlos, de modo que todo tenga sentido con la realidad actual.
Y también es válido pausar los objetivos y dejar de establecer nuevas metas, para simplemente dedicarte a vivir este instante de la mejor manera; hacer una pausa en tu vida, como la pausa que la humanidad entera ha hecho en el mundo.
Y tú, ¿qué haces para lidiar con la sensación de incertidumbre que la pandemia y todo lo que hay alrededor de ella han traído a tu vida?