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Dejar de tocarte la cara no es sencillo, por siglos de evolución

Abril 08, 2020

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¿Qué vas a aprender con esta nota?

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  • La clave es la sana distancia y no tener contacto con enfermos

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  • No tocar tu cara va en contra de tus impulsos evolutivos

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Además de mantener la sana distancia y lavarse las manos constantemente, no tocarse el rostro es una de las estrategias contra la covid-19 más eficientes, pero difícil de llevar a cabo. Para cumplir con esta medida, más que disciplina es necesario que seas consciente de esta tendencia para que puedas minimizarla ante una situación de emergencia.

 

Hugo Sánchez, investigador de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM, explica que al hacer conciencia podrás controlar este impulso, "pues estaremos preparados para seleccionar cuáles conductas deben prevalecer y cuáles no".

 

El especialista aclara que tocarse la cara no es un mal hábito, "tiene un sentido evolutivo, es una de las partes más importantes del cuerpo; entonces, cuando surge una restricción como la actual, nos cuesta mucho trabajo, pues vamos en contra de nuestros impulsos naturales".

 

La clave es mantener la sana distancia y no tener contacto con personas enfermas, pues el riesgo de tocarse la cara deriva del contacto en situaciones de peligro (con personas u objetos infectados).

 

Sánchez aclara que el riesgo es mínimo "si alguien vive en una familia pequeña, no está en contacto directo con un enfermo y mantiene la sana distancia".

 

Valor adaptativo y evolutivo de la cara

En la cara se encuentran los ojos, la boca y la nariz, y la especie humana aprendió a tocarla como un reflejo al estornudar o para reconocer al otro, de ahí que tengas un impulso natural por tocarla. "Hacerlo tiene un alto valor adaptativo, por ello las caricias en el rostro son altamente deseadas, y ni qué decir de los besos, que implican la interacción de los rostros y tienen una connotación evolutiva. Es placentero sentir ese roce".

 

A lo largo de la evolución, el ser humano aprendió que cuando tiene mucho miedo o enfrenta algo aversivo, debe cubrirse la cara. Además, el rostro refleja emociones como tristeza, alegría, enojo, miedo o ansiedad.

 

Hugo Sánchez comenta que tener una rutina te ayudará a controlar la ansiedad. Si se presentan episodios de ansiedad o miedo excesivo, recomienda contactar vía telefónica a un profesional de la salud (psiquiatra, psicólogo o médico) que te ayude a tener una mejor herramienta de adaptación. A veces, en casos menores, hablarlo con una persona cercana a ti también puede funcionarte.

 

"Es evidente que una vez que pase la pandemia, se generará un cambio de actitud en el comportamiento de la sociedad, pues los humanos somos altamente adaptables y aprendemos de las situaciones de estrés".

 

Los grupos vulnerables (adultos mayores, menores de 5 años, personas inmunocomprometidas, con diabetes, con hipertensión descontrolada, trastornos metabólicos, lupus o sida) deben tener más cuidado; no obstante, quienes estén sanos también deben aplicar las medidas recomendadas.

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