Durante las primeras semanas de la pandemia se viralizaron imágenes de personas que usaban botellas de agua cortadas, pequeños garrafones u otros objetos de plástico adaptados para cubrir sus rostros y así protegerse del contagio de covid-19.
En su momento esas imágenes resultaron graciosas, pero lo cierto es que todas esas personas que lo hicieron tenían un punto a su favor, pues mantener el rostro cubierto sí ayuda a prevenir el contagio en mayor medida que sólo el uso de cubrebocas.
Aunque recientemente se convirtieron en un elemento básico para el personal médico que debe atender e intubar a los pacientes con covid-19, los protectores faciales se han utilizado en entornos de atención médica desde hace ya bastante tiempo.
Se les suele usar en una amplia variedad de procedimientos médicos. Esto incluye cirugías o cualquier procedimiento en el que fragmentos de huesos, sangre u otros fluidos corporales puedan entrar en los ojos, la nariz y la boca del personal de salud.
Un protector facial o careta es un plástico curvo o un panel de plexiglás que se coloca en la frente para cubrir la cara y se extiende un poco más abajo de la barbilla.
"Debido a que se extienden hacia abajo desde la frente, los protectores protegen los ojos, la nariz y la boca", dice el especialista en enfermedades infecciosas pediátricas Frank Esper; "La cobertura que ofrecen los protectores faciales es ideal ya que el nuevo coronavirus puede ingresar al cuerpo a través de esos puntos".
Un estudio de 2014 mostró que, cuando se probó uno de estos accesorios contra un aerosol infundido con influenza a una distancia de 45 centímetros, logró reducir la exposición en un 96%, por lo que aumenta la efectividad que se tiene sólo con el cubrebocas.
Otra de sus ventajas es que si solamente traes puesto el cubrebocas, además de que tus ojos quedan expuestos (a menos de que uses anteojos), es más probable que toques tu cara o que tengas el impulso de tocar, acomodar o bajar tu cubrebocas. Al traer la careta puesta, ambas acciones disminuyen notablemente.
La mayoría de los protectores faciales cuentan con el panel plástico que va unido a una banda elástica para ajustarlo a la cabeza y son fáciles de usar. Incluso puedes usar anteojos, gorra o sombrero con la careta puesta.
Los protectores faciales son reutilizables, tienen un precio razonable y son fáciles de limpiar. El doctor Esper sugiere limpiarlos con una toallita antibacteriana, un lienzo o algodón humedecido con alcohol, o bien, simplemente lavarlos con agua y jabón. Se deben lavar todos los días y cada vez que regreses a casa después de haber ido a la calle.
Además, el especialista indica que es importante el uso del cubrebocas aunque se utilice el protector facial, ya que al toser o estornudar, el cubrebocas absorbe las gotitas de saliva mientras que la careta puede dejar escapar parte de ellas y el resto se impregnarían en su superficie, por lo que sería necesario desinfectarla constantemente.
Por otro lado, si quien lo usa está enfermo, corre el riesgo de contagiar a quienes estén a su alrededor, sin mencionar que el virus que ocasiona la covid-19 sobrevive más tiempo en el plástico que en los materiales porosos como la tela. Por eso, lo ideal es usar ambos accesorios: cubrebocas y careta.
También debes tener en cuenta que si tu careta se agrieta o se daña, no debes usarla más, pues sería riesgoso para ti y para los demás. Cámbiala cuando notes que ya no se encuentra en buen estado.