El acceso a las redes sociales abre la posibilidad de enterarse de todos los hechos y temas imaginables al instante, aunque éstos ocurran del otro lado del mundo. Sin embargo, esa facilidad para transmitir y recibir datos también trae consigo un enorme problema causado por la desinformación, a la que contribuyen los rumores y las noticias falsas.

En estas últimas semanas, en las que el coronavirus pasó de brote a pandemia, el caos se ha apoderado del mundo y se ha creado el escenario propicio para la difusión de rumores y noticias falsas, que incluso se propagan más rápido que el virus mismo. 

Es muy probable que durante estos días a ti o a tus contactos les hayan llegado cadenas, videos, imágenes y audios con información de dudosa procedencia, que sólo contribuyen a crear más miedo, incertidumbre y desconfianza.

Aunque en plataformas como Twitter y Facebook ya existen filtros para evitar la difusión de noticias falsas, en grupos cerrados y aplicaciones de mensajería cifradas es mucho más difícil detener la propagación de esos mensajes virales.

Por lo tanto, así como es importante lavarse las manos y evitar el contacto físico con la mayor cantidad de personas posible, también es importante elegir bien las fuentes en las que te informas y tener cuidado con lo que compartes o envías.

Consulta sólo fuentes oficiales y confiables

Por mucho que confíes en ese familiar o amigo que te manda el texto o el audio de alguien que conoce a un importante médico que lanza una alerta infundada, no lo creas y no lo compartas, pues lo más seguro es que se trate de algo falso. Si no sabes de dónde proviene realmente la información, no puedes estar seguro de su veracidad, así que hay que detener su propagación. 

Lo ideal es informarte solamente en fuentes oficiales, como la Organización Mundial de la Salud, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, los canales del gobierno, las autoridades de salud y los medios de comunicación establecidos.

No compartas todo lo que llegue a ti

Piensa bien antes de compartir algo, pues no sólo la información falsa puede ser dañina. Aunque tengas información veraz, evalúa con quienes es realmente necesario e importante compartirla. ¿Necesitan tus familiares o amigos saber a cada momento cómo aumenta el número de contagios o fallecimientos? 

Si crees que lo que estás por compartir, lejos de ayudar únicamente contribuirá a generar más estrés y miedo entre los demás, mejor no lo hagas. El bombardeo de información sobre el coronavirus es tal que incluso escuchar las noticias o navegar por las redes sociales se ha vuelto un factor altamente estresante. Así que piensa bien antes de compartir algo y procura sólo replicar aquella información que sea en verdad útil o tranquilizadora.

Explica a tus padres y abuelos lo que no deberían compartir

Generalmente, las personas mayores son más vulnerables a caer en noticias falsas, sobre todo si las reciben de alguien que ellos conocen. Por otro lado, las personas más jóvenes suelen ser más críticas con la información que obtienen en línea, por lo que está en sus manos explicar a los mayores por qué no deben creer en todo lo que reciben en sus chats ni en todo lo que ven en las plataformas sociales, así como la importancia de dejar de difundir esos mensajes.

Despeja tu mente

La mención constante de la pandemia por todos los medios puede resultar algo abrumador. Si de pronto las noticias, tus chats y tus redes sociales se inundan de publicaciones acerca del coronavirus y esto te empieza a afectar mental o emocionalmente, haz una pausa y date un respiro; no tienes por qué estar todo el tiempo expuesto a ese torrente de información, mucho menos si hacerlo te estresa.

Así que date un tiempo de descanso y despeja tu mente de este asunto. Apaga la televisión, desconéctate un rato de las redes sociales, silencia los chats y regálate ese tiempo para ti. Enfoca tu atención en algo que te distraiga, que te haga sentir bien, que te motive y mejore tu ánimo y humor.