Los meses de confinamiento han servido para adquirir habilidades o para reforzar algunas que ya se tenían. Ante la necesidad y el aburrimiento, muchas personas entraron a la cocina para experimentar, específicamente para hornear, mantenerse ocupados, calmar los nervios y disfrutar de un buen pan casero.

La elaboración de pan es un proceso lento, que debe disfrutarse; va en contra de la rápida vida a la que se estaba acostumbrado. Es un privilegio del cual la mayoría de las personas no gozaba. 

Hornear puede ayudar a tu salud mental

No es de extrañar que el pasatiempo de hornear durante el confinamiento haga sentir mejor a quienes lo practican. Hornear proporciona una sensación de logro, "especialmente en este periodo de angustia e incógnitas", dice Michael Kocet, consejero de salud mental y profesor en la Escuela de Psicología Profesional de Chicago. "Hornear nos puede dar algo concreto para crear, controlar y disfrutar cuando tengamos el producto terminado. Eso puede ayudar a reducir la ansiedad derivada de la pandemia".

Durante el proceso de horneado también se pueden aprender algunas lecciones para la vida diaria y puede conducir a un estado de atención plena. Amasar, esperar a que fermente, dar forma a la masa y esperar mientras se hornea da tiempo para reflexionar, y todos esos pasos requieren paciencia y precisión que puede ayudar a quien necesita concentrarse.   

"Es posible que tengas que preparar la masa y esperar a que fermente durante la noche. Hay un periodo de espera que es muy simbólico de la que hacemos colectivamente", señala Kocet. La investigación respalda esta opinión. En un estudio sobre el impacto de la repostería en la salud mental se encontró que ayudó a los participantes a adquirir un sentido de propósito, estructurar sus días y aumentar sus niveles de motivación.

"Al hornear pan hay un esfuerzo físico, y amasar y darle la forma correcta puede ayudar a aliviar algo de tensión", comenta Elizabeth McKay, autora del estudio y profesora asociada de terapia ocupacional en la Universidad Napier de Edimburgo. Elegir una receta, preparar masa madre, ver el progreso de una semana a otra y recibir comentarios positivos de los demás puede aumentar los niveles de confianza, dice McKay.

"Ahí es donde las redes sociales son tan buenas porque la gente se sorprende y dice: '¿Tú hiciste eso?' Además, al pubñicarlo la gente te da su opinión, y eso también ayuda mucho", agrega.

Empezar a hornear

Si necesitas "hornear un poco de tranquilidad para tus días", Kocet recomienda comenzar con una receta que siempre has querido probar, unirte a un club de repostería virtual o hacerlo por el gusto de compartir tus hallazgos en las redes sociales con el hashtag #quarantinebaking, donde otros fanáticos de la repostería han subido sus creaciones.

Puedes utilizar bicarbonato y polvo para hornear para hacer un delicioso panqué, o acercarte a la panadería local por un poco de levadura y experimentar con este ingrediente. Pero si la harina de pan o la levadura escasean en tu área, ya que hay tanta gente con las manos en la masa en este momento, ¿por qué no probar una receta de pan sin levadura o incluso una sin gluten?

No intentes hacer hogazas perfectas, sólo disfruta el proceso y saborea el resultado, y lo más importante, si te gusta, ¡no te rindas! Prueba tantas recetas como se te ocurra o perfecciona tu creación. Puedes llevar notas sobre las condiciones e ingredientes de cada preparación y observar cómo cambia. 

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