Durante la recta final de 2020, el 2021 se veía como una brisa fresca, acompañada de la necesidad y la esperanza de poco a poco retomar las actividades normales, abrazar a los seres queridos y convivir como antes.
Sin embargo, el año inició y las cosas no cambiaron; en muchos sentidos, incluso empeoraron. Tras casi 1 año de aislamiento, distanciamiento y restricciones, las emociones comienzan a revelarse con más intensidad y ponen en evidencia las afectaciones de toda esta situación a la salud mental.
Si últimamente has sentido que el cansancio, la depresión, la ansiedad y la desmotivación se han incrementado, que tu concentración mental es baja o nula y te sientes irritable, es probable que padezcas fatiga pandémica, un trastorno que ya ha sido reconocido oficialmente por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y que afecta a millones de personas en el mundo.
Si bien ninguna de las emociones mencionadas son nuevas y muchos las han padecido, todas se han agravado durante la pandemia como consecuencia de haber estado sometidos a un periodo de estrés de larga duración, lo cual puede derivar en conductas de riesgo al no seguir las reglas de sanidad correctamente.
Para entender con claridad la fatiga pandémica, se le puede relacionar con un proceso de duelo; es decir, las personas anhelan el momento en el que el semáforo pase a verde, con la idea de que eso significa que se podrán retomar las actividades y la vida cotidiana como si nada hubiese pasado. Sin embargo, ese momento no llega y se ve tan lejano que la desesperanza aumenta.
¿Qué hacer para reducir el impacto de la fatiga pandémica en la salud mental? Javier Sors, director de CRYOmx, da algunos consejos a tomar en cuenta para reducir sus efectos:
No es fácil encontrar el lado positivo a las cosas cuando emocionalmente estás limitado. Sin embargo, este es el primer gran paso para sanar desde dentro. Si estás en casa, busca la manera de disfrutarla; mantenla limpia y en orden y haz que se convierta en un espacio agradable, cómodo y acogedor.
Encuentra un lugar especial que sea tuyo y que tenga todo lo que te gusta. Si te gusta meditar, acomoda todo para que ese sea tu oasis de paz. Si te gusta la naturaleza, pon todas las plantas que te gusten para que puedas admirarlas y cuidarlas. Si te gusta ver películas, haz tu sala de cine en casa con todo lo que tengas a la mano.
El punto está en romper la rutina y crear nuevos hábitos que le den a tu mente una distracción efectiva y te den calma.
Si haces home office, es importante establecer horarios y respetar tus espacios de descanso. Trabajar en casa requiere mucha disciplina; no obstante, el sentir que estar sentado frente a la computadora todo el día le da un nuevo sentido a la vida pandémica es un error.
El tiempo que ahorras al no desplazarte a la oficina no lo pases frente a la computadora, mejor aprovéchalo para preparar y disfrutar un desayuno nutritivo, hacer ejercicio, practicar tus pasatiempos o realizar alguna actividad relajante como meditación o yoga o, por qué no, para dormir un ratito más.
Además, aprende a establecer límites con tus jefes y compañeros. Evita contestar mensajes o correos fuera de tu horario laboral, atender peticiones urgentes a deshoras o trabajar hasta altas horas de la noche. Disfruta tus descansos, acomoda tus horarios y recuerda que en tus manos está reducir el estrés.
Increíblemente, salir al súper se ha convertido en una actividad relajante, pues ayuda a que la mente se distraiga. Sin embargo, no olvides que debes mantener las medidas sanitarias al pie de la letra para evitar la propagación del virus; sí, el cubrebocas es algo que ya todos odian, pero mientras el riesgo continúe, es necesario usarlo. Cuídate y cuida a los demás, no bajes la guardia.
Si sientes muchas ganas de salir y darte un respiro del cubrebocas, busca un espacio verde y mucho más abierto, como un bosque, y ve a dar una caminata. Esta actividad representará un momento refrescante y revitalizante para tu ser y te ayudará a fortalecer tu sistema inmunológico.
Uno de los mayores problemas del aislamiento es que, con el paso del tiempo, es probable que dejes de buscar a tus seres queridos. Pero toma en cuenta que estar físicamente lejos no significa volverse distantes ni aislarse por completo unos de otros. Aprovecha todas las herramientas cibernéticas para estar en contacto con ellos.
Aislarte no te beneficiará en nada. No dejes que la fatiga pandémica te gane y te aleje de quienes más amas; mantente cerca, aun a la distancia.
Puede ser un reto aceptar que no estás bien, y callar tus emociones puede convertirse en una olla de presión que tarde o temprano explotará. Por eso, ten presente que está bien sentirse mal, está bien que no te sientas bien todo el tiempo y que experimentes emociones variables durante estas circunstancias.
No te guardes las cosas, habla con tus amigos o familia al respecto y si sientes que la situación te supera, consulta profesionales vía remota. ¡No estás solo!
Si tú o un ser querido tienen problemas de depresión, ansiedad, tristeza, miedo, soledad o cualquier otro conflicto mental o emocional generado por la pandemia (o por cualquier otro factor), puedes comunicarte a la Línea de Seguridad o el Chat de Confianza del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México.
Es un servicio gratuito y confidencial y brinda atención, asesoría y apoyo todos los días, las 24 horas, para todo el país y todo el mundo de habla hispana. Sólo llama o envía un mensaje vía WhatsApp al 55 5533 5533 y uno de sus psicólogos te ayudará, escuchará y orientará.
Ahora que ya sabes identificar la fatiga pandémica es importante que tengas en cuenta que cuando una población la padece, tiende a reducir sus cuidados. Comparte esta información con tus seres queridos y quédate en casa, en todos está retomar la vida lo más pronto posible.
Imagen de portada: Freepik