Es muy común que se relacione la enfermedad celíaca con la intolerancia al gluten, sobre todo porque los síntomas digestivos de ambos padecimientos son muy similares, sin embargo, se trata de dos cosas distintas.
La enfermedad celíaca consiste en un defecto del intestino que impide la absorción adecuada de los nutrimentos de la comida, por lo tanto, una persona con celiaquía puede sufrir desnutrición sin importar cuánta comida consuma. La intolerancia al gluten, por otro lado, provoca una reacción digestiva adversa —como malestar o inflamación abdominal— cuando la persona consume alimentos con gluten y no ocasiona desnutrición. Ambas enfermedades se encuentran relacionadas porque el organismo presenta una respuesta negativa al gluten, sin embargo, la celiaquía puede ocasionar síntomas que van más allá de los trastornos digestivos.
La intolerancia al gluten y la enfermedad celíaca coinciden en los siguientes síntomas:
Pero solamente la celiaquía ocasiona:
A pesar de ser distintos, ambos padecimientos pueden mejorar sus síntomas con una alimentación adecuada que mantenga la disbiosis intestinal, es decir, el equilibrio de la microbiota, mediante el consumo abundante de frutas y verduras, cereales libres de gluten y lácteos, principalmente lácteos fermentados como el yoghurt que aportan microorganismos benéficos para el organismo que pueden ayudar a regular la microbiota.