Actualmente, debido al creciente interés por tener una mejor alimentación, existe cierta preocupación sobre la ingesta de alimentos procesados y su probable efecto negativo sobre el organismo. Lo cierto es que este tipo de productos ofrecen infinidad de ventajas a los consumidores, tales como la prevención de enfermedades o la disponibilidad permanente de comida, entre muchas otras.
La industria de alimentos procesados ha crecido considerablemente en el país los últimos años, principalmente por su productividad y disponibilidad de materias primas, la solidez macroeconómica interna, la competitividad para atraer inversión extranjera y las capacidades del país para fungir como plataforma de exportación hacia más de 40 países con los que tiene acuerdos comerciales.
En 2014, la producción de la industria de alimentos procesados en México fue de 135.5 mil millones de dólares (mmd), lo que representó 23.4% del PIB manufacturero y 3.9% del PIB nacional, y su valor agregado es de 37.4%. El 14.1% de los insumos de la producción es de origen extranjero.
La falta de información adecuada ha provocado que muchas personas crean que los alimentos procesados son dañinos, pero varios expertos han salido a su defensa. “La calidad de la dieta depende de los nutrientes que se ingieren cotidianamente, y no del procesamiento de alimentos en sí mismo”, explica el doctor Dietrich Knorr, de la Universidad Técnica de Berlín, autor de una publicación científica que analiza los beneficios de los productos procesados y su impacto sobre una alimentación saludable. El doctor Knorr enfatiza la importancia de la tecnología de los alimentos que permite, mediante su procesamiento, ofrecer productos de calidad y, sobre todo, seguros para el consumo humano.
El experto señala que las diferentes técnicas de procesamiento permiten preservar los alimentos por más tiempo, distribuirlos más fácilmente, mejorar su sabor y atractivo visual, facilitar su consumo, ahorrar tiempo en la preparación de platillos y, por supuesto, garantizar su seguridad. Basta pensar en el proceso de pasteurización de productos como la leche o el queso, gracias al cual es posible eliminar agentes patógenos causantes de enfermedades que podrían ser incluso mortales.
El especialista advierte:
Aunque, en teoría, un mínimo procesamiento mejoraría el contenido nutricional del producto, en la práctica esto no ocurre. Las tecnologías que hoy se aplican para procesar alimentos aseguran que éstos sean frescos y conserven, en general, su calidad nutritiva.
Existen, por otra parte, parámetros y estándares oficiales con los que deben cumplir los alimentos procesados en relación con su calidad nutricional, así como la obligación de informar al público sobre sus características. Muchos de estos productos incluyen, además, vitaminas, minerales y otras sustancias benéficas a la salud que sólo pueden adicionarse gracias a su procesamiento.
Como concluye el doctor en su análisis, “no se debe estigmatizar a los alimentos procesados ni creer que éstos necesariamente son perjudiciales”. Al contrario, es importante identificar que la tecnología es necesaria para su conservación, frescura, disponibilidad y, sobre todo, seguridad.