Las hormonas desempeñan un papel importante en la vida de la mujer; sin embargo, también generan algunos padecimientos que pueden convertirse en un tema tormentoso, especialmente si no se les pone atención a tiempo.
Uno de los temas más comunes en torno a la alteración hormonal, que puede aparecer a partir de los 25 años y especialmente durante el embarazo, es la retención de líquidos. Sin embargo, factores como sobrepeso, enfermedades cardiovasculares, diabetes y obesidad también pueden generar que el cuerpo acumule más agua de lo normal.
La retención de líquidos se caracteriza por la aparición de celulitis, vientre abultado, bolsas debajo de los ojos y desde luego, esa inflamación en pies y manos que se convierten en tortura a la hora de utilizar zapatos o anillos.
A este proceso también se le conoce como edema, y es la acumulación de líquido en el espacio que queda entre las células de los tejidos y en ciertas cavidades del organismo especialmente en zonas como las piernas, los brazos y el abdomen.
Durante el embarazo, la situación se vuelve más evidente y seguramente has escuchado a futuras mamás quejarse de la incómoda hinchazón en pies y tobillos; esta sensación se presenta durante el primer y el último trimestre del embarazo, y se debe al aumento de progesterona, el aumento de la presión sanguínea ocasionada por el crecimiento del útero y otros factores propios del embarazo.
¿Cómo saber si retienes líquidos? Si tu ropa, anillos y zapatos se sienten más ajustados de lo normal, aumentaste de peso injustificadamente, si orinas menos veces al día de lo que estás acostumbrado, sientes pesadas tus extremidades o las sientes menos flexibles, es probable padezcas retención de líquidos.
La retención de líquidos debe controlarse en cuanto sea detectada, especialmente cuando se trata de mujeres que viven su primer embarazo, ya que su presencia puede relacionarse con patologías como hipertensión o diabetes.
Los especialistas de CRYOmx te dan los siguientes consejos para reducir los efectos de la retención de líquidos.
Ejercita tus pies. Siéntate en un lugar cómodo y mueve tus pies de forma circular 20 veces hacia la derecha, 20 veces hacia la izquierda y repite el circuito 3 veces. Este ejercicio lo puedes alternar con movimientos en los que te pares de puntitas para después bajar nuevamente la planta del pie al piso, con la intención de activar la circulación de tus pies y fortalecer tus articulaciones.
Elimina de tu dieta la sal y el azúcar. Seguramente has escuchado que la retención de líquidos en gran parte se debe a que consumes mucha sal; esto se debe a que este mineral provoca inflamación en pies, piernas, manos, brazos e incluso tu rostro. Durante el embarazo, la ingesta de sal está relacionada con preeclampsia (presión arterial alta crónica), que es peligrosa tanto para el bebé como para la mamá. Además, aléjate de alimentos como aceitunas, mostaza, pan y jitomate.
Masajes linfáticos. Uno de los tratamientos más funcionales, relajantes y placenteros que existen es la presoterapia, donde a través de un traje neumático se ejerce presión en 3 zonas que abarcan muslos, pantorrillas y planta del pie. Esta compresión estimula el sistema linfático, lo que beneficia la eliminación de toxinas a través de la orina, ayuda a revertir la retención de líquidos y promueve la desaparición de las várices y arañitas vasculares.
Con estos consejos te sentirás mucho mejor y harás que este proceso sea más llevadero. Tu cuerpo es tu templo, consiéntelo y cuídalo todos los días.
Con información de CryoMx
Foto de portada: cortesía de CryoMX