Una cosa lleva a la otra. La dificultad de conciliar el sueño por congestion nasal alcanza el 67% en adultos y el 88% en niños con rinitis alérgica, lo que deriva en fatiga, irritabilidad y problemas de atención, aprendizaje y comportamiento como principales consecuencias.
A nivel global, se estima que 400 millones de personas padecen esta enfermedad, cuyo impacto tan sólo en Estados Unidos provoca una ausencia laboral de 3.5 millones de días por año. Las cifras escolares también son alarmantes, porque en total suman 2 millones de faltas anuales, de acuerdo con cifras de la Organización Mundial de Alergia (WAO, por sus siglas en inglés).
La neonatóloga Flor Abinader señala que en complemento a las investigaciones enfocadas en el desarrollo de terapias farmacológicas e inmunoterapia, un número cada vez mayor de estudios epidemiológicos y microbiológicos apoyan la hipótesis de que el origen de las enfermedades alérgicas puede residir, al menos en parte, en la microbiota intestinal.
Estas nuevas búsquedas se enfocan en la importancia del eje pulmón-intestino y abren el camino hacia el desarrollo de tratamientos específicos y eficaces, sin dejar de destacar la importancia de otras medidas a considerar desde el momento del nacimiento. La especialista señala:
La disbiosis de la microbiota intestinal ya es considerada un factor determinante en el desarrollo de alergias en niños. Por ejemplo, se sabe que una proporción elevada de la bacteria Ruminococcus gnavus provoca inflamación en el tracto intestinal que, a su vez, fomentaría la aparición de manifestaciones alérgicas, principalmente respiratorias.
Dos procesos que inciden positivamente en el desarrollo de los neonatos son el parto por vía vaginal y la lactancia. La neonatóloga advierte que en ambos, mediante la exposición del recién nacido a las bacterias de la madre, se instaura la conformación de una microbiota más diversa y un sistema inmune más sano, lo que reduce el riesgo de desarrollar enfermedades respiratorias como rinitis alérgica o asma.
En vísperas del Día Mundial de la Alergia —el próximo 8 de julio—, se recomienda a las futuras mamás mantener una alimentación de alta calidad nutricional, equilibrada y rica en fibra, como la que se encuentra en frutas y verduras. Y, previa consulta a su médico, reforzarla mediante el consumo de probióticos, en especial, el de origen natural desarrollado a partir de la levadura Saccharomyces boulardii, a fin de mantener el equilibrio de su microbiota intestinal y, en su momento, favorecer el desarrollo la conformación inicial de la de sus bebés.