Una de las cosas más complicadas de la paternidad es renunciar a las horas de sueño a las que estábamos acostumbrados. Cuando tenemos hijos damos por hecho que no volveremos a dormir bien, pero esto no es necesariamente cierto. Lo que ocurre es que, como buenos padres inexpertos, no sabemos enseñar a nuestros hijos a dormir (así es, a dormir también se aprende, no se trata de apagarse de agotamiento y ya) y podemos sentirnos muy frustrados cuando los acostamos para que duerman y responden llorando. Un bebé cansado al que no le han enseñado a dormir puede convertirse en una pesadilla ininterrumpida de llanto y estrés que, sumado a unos padres fatigados y frustrados, puede resultar en una bomba que acabe con el descanso de toda la familia.
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Con este sencillo ritual podrás enseñar a tu bebé a disfrutar la hora de dormir y, al mismo tiempo, garantizarte unas horas de sueño (que buena falta te hacen). Convierte una tarea que de inicio pareciera cansada y difícil en un momento de conexión y relajación para ambos. Recuerda que los bebés necesitan rutinas para sentirse cómodos y seguros, por lo que deberás realizar este ritual todos los días sin excepción más o menos a la misma hora. Ten paciencia; tu bebé está aprendiendo a adaptarse a este mundo y su sistema nervioso aún es inmaduro. Con el paso de los días, verás cómo tu esfuerzo da resultados.
Necesitarás
¿Qué hacer?
Si lo vuelves una rutina, verás cómo a los pocos días tu bebé comienza a relajarse y a prepararse para dormir desde que lo bañas y, para cuando llegues a la música, ya estará prácticamente dormido. ¡Inténtalo!
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