La primavera ya está aquí y con ella se relacionan una serie de aspectos positivos, como los días soleados, los árboles y plantas que florecen, así como las mariposas que revolotean entre ellos.
Aunque aquí todo suena muy bien, con esta temporada también llega un considerable aumento en la temperatura ambiental, que llega a ser extremo en las zonas tropicales y desérticas, el cual puede tener efectos adversos para la salud.
Para evitar los riesgos y los efectos asociados con la exposición a la temperatura ambiental alta, como golpe de calor, insolación, deshidratación, quemaduras en la piel y enfermedades estomacales, la Secretaría de Salud brinda algunas recomendaciones para estar sanos durante esta temporada.
- Presta especial atención al cuidado y protección de los niños menores de 5 años y adultos mayores de 60, ya que suelen ser los más vulnerables.
- Evita asolearte entre las 11:00 y 16:00 horas, ya que es el período del día con un nivel más alto de radiación.
- No permanezcas dentro de un vehículo con las ventanillas cerradas, ni permitas que nadie lo haga, ya que en su interior la temperatura puede llegar hasta los 50°C.
- Si sueles realizar ejercicio o actividades al aire libre, prefiere las primeras horas del día para llevar esto a cabo, pues es cuando hay menos radiación y el calor no es tan intenso.
- Usa ropa ligera y de colores claros y ponte bloqueador solar con un factor de protección mínimo de 15.
- Cuando estés en exteriores, usa lentes oscuros con protección UV y gorra, sombrero o sombrilla y evita permanecer mucho tiempo bajo los rayos del Sol.
- Mantente bien hidratado consumiendo mayor cantidad de líquidos de lo habitual, en especial agua simple. No esperes a tener sed para beberla, lo mejor es hacerlo a lo largo del día.
- Toma agua purificada, hervida durante 5 minutos o desinfectada con dos gotas de cloro por cada litro de agua, o una gota de plata coloidal por cada 2 litros. En ambos casos, déjala reposar durante 30 minutos antes de beberla.
- Evita tomar líquidos con cafeína, azucarados y bebidas alcohólicas, ya que te hacen perder más líquidos corporales y pueden propiciar la deshidratación.
- Disminuye la ingesta de embutidos, para reducir el riesgo de enfermedades gastrointestinales.
- Consume una mayor cantidad de alimentos frescos, frutas y verduras, mismas que deben estar bien lavadas y desinfectadas.
- Consume los alimentos inmediatamente después de su preparación y mantén en refrigeración los sobrantes y todos los productos perecederos, para evitar su descomposición.