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El ruido en exceso puede ser más peligroso de lo que crees

Julio 27, 2018

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En el caos que se vive en las grandes ciudades, el ruido se ha convertido en parte de la vida diaria. Cada vez resulta más difícil encontrar un lugar pacífico y silencioso. 

 

Esto forma parte de lo que se conoce como contaminación acústica o auditiva, que se define como el ruido molesto que se manifiesta de forma excesiva, hasta el punto en el que altera negativamente las condiciones adecuadas de vida tanto de seres humanos como de animales.

 

Para que el ruido sea considerado como contaminación acústica, debe proceder de alguna actividad humana. Y según la Organización Mundial de la Salud, se considera ruido a cualquier sonido superior a los 65 decibeles.

 

Una de las características de este tipo de contaminación es que, a diferencia de otras, como la del aire o del agua, no deja residuos físicos ni se traslada de un lugar a otro, sino que es localizada y determinada por las actividades humanas que se desarrollan en un lugar específico.

 

Las actividades que generan más contaminación acústica son: 

 

Tránsito vehicular. Además del ruido que generan los motores, la contaminación acústica ocasionada por los vehículos empeora cuando los conductores usan el claxon continuamente. 

 

Actividad industrial. En esta actividad se incluyen las fábricas, los trabajos de construcción y las actividades de explotación de recursos naturales, como la minería.

 

Centros de entretenimiento. Este ruido proviene de los lugares de entretenimiento nocturnos, donde el volumen de la música y de las voces de los asistentes suele alcanzar niveles muy altos. Además, tiene lugar en un horario en el que la contaminación acústica resulta más molesta y perjudicial, ya que son las horas de sueño.

 

Estaciones, puertos y aeropuertos. Prácticamente todos los medios de transporte motorizados emiten una cantidad considerable de ruido, pero de todos, el tráfico aéreo es el más molesto, sobre todo en las áreas cercanas a los aeropuertos. 

 

Efectos de la contaminación acústica en la salud

El problema no es sólo que el exceso de ruido te puede poner de malas y con los nervios de punta, sino que además tiene efectos negativos para la salud física y mental.

 

De acuerdo con la Secretaría de Protección Civil de la Ciudad de México, los principales efectos de esta contaminación son: alteración de la presión arterial, tensión muscular, dolor de cabeza, silbido en los oídos, estrés, irritabilidad, trastornos del sueño y falta de atención. 

 

Además, la exposición al ruido excesivo y constante puede ser parte de los factores que ocasionan o empeoran desde las enfermedades cardiovasculares hasta la depresión. 

 

Según explica el doctor Yutong Samuel Cai, epidemiólogo del Imperial College de Londres, citado por The Guardian, existe evidencia de que el ruido del tránsito vehicular en la carretera puede provocar ataques cardiacos. 

 

Esto se debe a que la exposición a largo plazo al ruido del tráfico afecta la bioquímica sanguínea, lo cual se suma a los efectos nocivos para la salud de los gases de escape que producen los motores, y así se tiene una bomba que detona problemas cardiovasculares. 

 

Por otro lado, el ruido es uno de los factores que desencadenan la liberación de cortisol, la hormona del estrés que, con el tiempo, daña los vasos sanguíneos. 

 

El ruido causa estrés por un asunto evolutivo, pues los seres humanos del pasado eran al mismo tiempo cazadores y presas, así que debían estar atentos a los sonidos para identificar a los depredadores y poder huir de ellos. Por ello, el ruido se experimenta como un factor estresante.

 

¿Cómo evitar los efectos dañinos del ruido?

Ya que no está en tus manos lograr que se silencien las actividades humanas que te rodean, lo que sí puedes hacer es poner de tu parte para no incrementar esa contaminación auditiva.

 

Si manejas un coche, evita el uso del claxon, porque de verdad, los que están delante de ti no van a avanzar más rápido por más que toques y toques. Si te desesperas por el exceso de tránsito prueba escuchar música relajante mientras manejas, o pon tus canciones favoritas para que las cantes en el camino. 

 

Si viajas solo en tu auto, ¿por qué no organizas un carpool con tus vecinos o compañeros de trabajo? Así tendrás compañía para platicar, hacer más ameno el viaje y hasta compartir gastos, y en ocasiones te tocará ir como pasajero y liberarte del estrés de manejar. Esto además ayuda a reducir la contaminación del aire y la acústica, al haber menos coches en circulación.

 

En tu casa, evita subir demasiado el volumen de la televisión y los equipos de sonido. Si organizas una fiesta, pon la música a un volumen adecuado, que no moleste a tus vecinos.

 

Si vives o trabajas en una zona demasiado ruidosa o si tus actividades diarias implican la exposición constante al ruido, procura usar tapones para los oídos o audífonos especiales para proteger tu audición y tu salud.

 

Finalmente, sería ideal que, al menos una vez a la semana, acudas a algún lugar apartado de la gran urbe, como un bosque o área natural, donde puedas disfrutar del silencio y de los sonidos de la naturaleza, que se caracterizan por su efecto relajante. Así tendrás un remanso de paz en medio del ruido que invade tu día a día. 

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