Cada vez se producen más alimentos preparados, porque la urbanización y los estilos de vida se modifican constantemente y con ello, los hábitos alimenticios. Esos alimentos son altos en sal, grasas saturadas, ácidos grasos trans y azúcar, y eso sin mencionar que los ingredientes naturales que continenen no son frescos ni son los mejores.
Al mismo tiempo, al modificar los hábitos alimenticios, las personas consumen menos frutas, verduras y fibra, que son los elementos clave de una alimentación sana. Las frutas y verduras contienen potasio, que contribuye a bajar la tensión arterial.
En la alimentación, la sal puede provenir de alimentos preparados, ya sea porque son particularmente ricos en este mineral (como platos preparados, carnes procesadas como el tocino, el jamón y el salami, quesos, sopas instantáneas) o porque se añade en la preparación con condimentos como cubos de caldo de pollo o salsas. Algunos fabricantes reformulan sus recetas a fin de reducir el contenido de sal de sus productos, pero también el consumidor debe aprender a leer las etiquetas para elegir los productos con bajo contenido de sodio.
La sal es la fuente principal de sodio, cuyo consumo se asocia a la hipertensión y a un mayor riesgo de cardiopatías y accidentes cerebrovasculares. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda consumir menos de 5 gramos (un poco menos que una cucharada cafetera) de sal al día para los adultos, y en los menores de 15 años la ingesta debe ajustarse según sus necesidades energéticas. Esta recomendación no incluye a los menores de 24 meses.
La OMS señala que la sal que se consume debe ser yodada, es decir, enriquecida con yodo. Éste es esencial especialmente durante el embarazo para el desarrollo del cerebro del feto y también para los niños pequeños, pues contribuye a optimizar las funciones mentales en general.
La Organización Mundial de la Salud desmiente algunas de las ideas sobre el consumo de la sal:
Verdad: El sudor contiene poca sal y por lo tanto no es necesario agregar más, incluso en los días cálidos y húmedos. Sin embargo, es importante beber mucha agua.
Verdad: No importa el origen de la sal, lo importante es no abusar en su consumo.
Verdad: En muchos países, alrededor del 80% de la sal de la alimentación proviene de alimentos procesados y de la sal natural que contienen frutas y verduras, no de la sal de mesa común.
Verdad: El ajuste de las papilas gustativas lleva cierto tiempo, pero cuando uno se habitúa a que haya menos sal, es más probable que se aprecien los alimentos y que se reconozca una gama más amplia de sabores.
Verdad: Tal vez sea cierto al principio, pero las papilas gustativas se acostumbran a la disminución de la sal, y es muy probable que uno acabe por degustar los alimentos y encontrarles más sabor.
Verdad: Ciertos alimentos ricos en sal no parecen tan salados porque a veces se les añaden otros ingredientes, como azúcares, para disimular el sabor. Es importante leer las etiquetas para conocer el contenido de sodio.
Verdad: El hecho de consumir demasiada sal aumenta la tensión arterial a cualquier edad.
Verdad: Es muy difícil consumir poca sal, dado que está presente en una gran cantidad de alimentos de la vida cotidiana.