Numerosos estudios han puesto de manifiesto los efectos positivos que la naturaleza y el entorno que la rodea pueden tener sobre el bienestar mental y físico. Y ahora, una nueva investigación publicada por la Universidad de Tokio sugiere que los beneficios de pasar tiempo en la naturaleza van mucho más allá de lo que se creía.

Cómo la naturaleza beneficia el cuerpo y la mente

Sabemos que estar al aire libre en varios entornos puede proporcionar una serie de beneficios. Pero, ¿exactamente cómo afecta la naturaleza a nuestros estados fisiológicos y mentales?

Los beneficios de la naturaleza se facilitan no sólo por estímulos visuales, sino también por sus sonidos, olores y todos los demás sentidos.

Diversos estudios han demostrado que podemos tener una respuesta fisiológica al estar en entornos naturales, reduciendo nuestra frecuencia cardiaca, presión arterial y tensión muscular.

También puede haber un nivel de restauración psicológica, con la reducción del cortisol, una mejor concentración y una sensación de conexión más profunda.

Como resultado de estos efectos, los participantes en estudios de investigación anteriores han informado beneficios que incluyen:

- Niveles de estrés más bajos

- Reducción de la ansiedad y la depresión

- Mejora de la autoestima

- Un impulso en la confianza

¿Cuánto tiempo deberías pasar en la naturaleza para disfrutar de sus beneficios?

Con agendas apretadas como las que implica el acelerado ritmo de vida actual, no siempre es posible dedicar horas a realizar actividades al aire libre, especialmente para aquellos que viven en áreas urbanas. Entonces, ¿cuánto tiempo debes sumergirte en la naturaleza para recibir sus beneficios?

Si bien los investigadores de este estudio en particular no exploraron este factor, otros estudios brindan algunas sugerencias. Por ejemplo, uno de los primeros estudios de psicología ambiental mostró que incluso tener una vista de la naturaleza desde la cama del hospital puede acortar la recuperación de la cirugía e influir en la cantidad de dolor que sienten los pacientes.

En otro estudio se descubrió que pasar 120 minutos al aire libre cada semana, que se puede dividir en bloques de tiempo más pequeños, se asoció con una mejor salud y bienestar. Y otro estudio de 2021 reveló que solo 30 minutos de tiempo al aire libre podrían reducir la presión arterial en casi un 10%.

El consenso general es que 2 horas a la semana o más marcan una marcada diferencia en el bienestar y que tan solo 20 minutos al día pueden tener un impacto positivo.

Consejos para mejorar tu conexión con la naturaleza

Ya sea que te encuentres en un espacio urbano o rodeado de áreas verdes y campo, hay muchos elementos naturales que pueden conducir a un mayor bienestar. Al final del día, la naturaleza está a nuestro alrededor, y si podemos aprovechar lo que tenemos acceso, encontraremos beneficios más cerca de casa de lo que podríamos haber esperado.

Por ejemplo, podrías dedicarte a un nuevo pasatiempo o actividad que te permita pasar más tiempo al aire libre, como la observación de aves, la jardinería o simplemente salir a correr o caminar. Si estás en la ciudad, puedes dar un largo paseo por un nuevo vecindario y participar en tu entorno.

Cambiar tu trayecto matutino hacia el trabajo o tus actividades diarias también podría marcar la diferencia. Incluso podrías beneficiarte con solo caminar al trabajo a través de un parque o un área más tranquila con más árboles.

Y si tu trabajo consiste en pasar el día en un espacio cerrado o sentado ante un escritorio, puedes trabajar con el diseño de los interiores de ese lugar donde pasas tanto tiempo. Podrías intentar añadir más plantas de interior, usar muebles hechos de materiales naturales como la madera, abrir las ventanas para que entren el aire y la luz del sol, colgar cuadros y obras de arte de paisajes y lugares naturales… todo esto puede ayudar a estimular un sentido de conexión con la naturaleza.

Naturaleza y bienestar: ¿Cuál es su relación?

En el estudio citado, los investigadores realizaron una revisión sistemática de 301 artículos académicos, que abarcan 62 países, sobre “servicios ecosistémicos culturales” (CES), también conocidos como las "contribuciones intangibles o inmateriales” que proporciona la naturaleza al bienestar.

Identificaron 227 vías únicas que "vinculan un solo CES con un solo componente del bienestar humano, [que es] mucho más de lo que pensábamos inicialmente", explicó el coautor del estudio, Alexandros Gasparatos, profesor asociado de ciencia de la sostenibilidad, en el Instituto para Iniciativas Futuras (IFI), de la Universidad de Tokio.

Gasparatos dijo que conectar con la naturaleza brinda oportunidades de recreación y esparcimiento, realización espiritual, desarrollo personal, relaciones sociales y experiencias estéticas.

Estudios anteriores han demostrado que participar en tales oportunidades puede proporcionar beneficios tales como una mayor salud física y mental, cohesión social y sentido de pertenencia.

Junto con las 227 vías identificadas por investigadores de la Universidad de Tokio, Gasparatos dijo que también determinaron 16 "mecanismos individuales", a los que describió como los “tipos generales de conexión a través de los cuales se crean caminos más específicos”.

Estudios anteriores ya habían destacado algunos de los mecanismos, pero la nueva investigación ha identificado 10 más. Éstos incluyen:

- Cohesivo: El desarrollo de relaciones humanas significativas a través de interacciones con la naturaleza.

- Formativo: Cuando elementos como el estado de ánimo, la actitud, los comportamientos y los valores cambian luego de la interacción con la naturaleza.

- Satisfactorio: Sentir que las expectativas y necesidades son satisfechas a través de interacciones con la naturaleza.

- Trascendente: Obtención de beneficios relacionados con valores religiosos o espirituales después de interactuar con la naturaleza.

“Aunque los hallazgos no son necesariamente sorprendentes, al menos para los expertos en nuestro campo, nuestro estudio proporciona el primer esfuerzo integral para sistematizarlos”, dijo Gasparatos. “En este sentido, proporciona una base de información cohesiva y un marco conceptual de cómo ocurren estos vínculos”.

A la hora de conectar con la naturaleza y el entorno, estos mecanismos pueden estimularse de diversas formas. Por ejemplo, un paseo por el bosque puede fomentar la introspección y la reflexión, así como brindar una sensación relajante y de equilibrio; o explorar una nueva ciudad caminando puede estimular una sensación de conexión.

Los investigadores también notaron que puede ocurrir un cruce de mecanismos, lo que mejora aún más su impacto. Por ejemplo, cuidar la naturaleza con una actividad recreativa basada en la naturaleza, como la jardinería, abarcaría tanto mecanismos cognitivos como evolutivos.

Los mayores beneficios obtenidos del contacto con la naturaleza se observaron en la salud física y mental, con recreación, turismo y valor estético, todos contribuyentes notables de los beneficios de la naturaleza para el bienestar humano.

El papel significativo de la interacción con la naturaleza en impulsar sentimientos de conexión y pertenencia siguió en segundo lugar, así como en establecer un sentido de aprendizaje y capacidad.

Según Gasparatos, una variedad de factores pueden influir en el impacto del contacto con la naturaleza en el bienestar. Estos incluyen antecedentes demográficos (género, edad, educación, ingresos), características del paisaje (vegetación, tamaño y forma de los elementos del paisaje), distancia respecto al sitio natural, características culturales e históricas y preferencias personales, entre otros.

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