El sobrepeso y la obesidad se han convertido en uno de los mayores problemas de salud pública en el mundo, pues la padecen una de cada 8 personas, lo que significa que mil millones de personas en el mundo viven con alguna de estas condiciones.
En el caso de México, las cifras no son nada alentadoras, pues, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2022, el 75% de los adultos, el 41% de los adolescentes y el 35% de los niños presentan algún grado de sobrepeso u obesidad.
Estos trastornos no solo afectan la calidad de vida y la autoestima, sino que también aumentan el riesgo de numerosas enfermedades crónicas. Comprender las causas fundamentales y cómo estas condiciones impactan la salud puede ayudar a implementar estrategias efectivas para prevenir y tratar el sobrepeso y la obesidad.
Aunque se tiene la idea de que las personas suben de peso por comer demasiado y no hacer ejercicio, lo cierto es que la problemática es mucho más amplia y, en muchos de casos, implica también cuestiones emocionales, efectos secundarios de medicamentos y otras enfermedades, así como la influencia del entorno y los hábitos diarios. Así, los principales factores que contribuyen al sobrepeso y la obesidad son los siguientes:
- Dieta inadecuada: El consumo excesivo de alimentos procesados o ricos en grasas, azúcares y calorías, combinado con una baja ingesta de frutas, verduras y fibra, es una de las principales causas del aumento de peso.
- Sedentarismo: La falta de actividad física contribuye significativamente al sobrepeso. En un mundo cada vez más sedentario, muchas personas no realizan el ejercicio necesario para quemar las calorías consumidas, por lo que es importante incluir la actividad física en la rutina diaria.
- Factores genéticos: La genética juega un papel en la predisposición a estas condiciones, pues las investigaciones han descubierto al menos 15 genes que influyen en la obesidad. Por ello, las personas cuyos familiares son obesos tienen una mayor probabilidad de desarrollarla; sin embargo, hacer cambios para llevar un estilo de vida saludable puede ayudar a reducir el riesgo.
- Problemas psicológicos y emocionales: Las preocupaciones diarias, la soledad, la tristeza, la ansiedad y otros problemas mentales y emocionales pueden llevar a comer en exceso como mecanismo de afrontamiento, contribuyendo al aumento de peso. El estrés crónico, por ejemplo, incrementa la producción de cortisol, que está relacionado con los niveles de energía y el impulso por comer, por lo que puede conducir a las personas a comer más, aunque no tengan hambre.
- Falta de descanso de calidad: Las investigaciones han demostrado que existe existe una relación entre la falta de sueño o de un descanso adecuado y un índice de masa corporal alto. Si se vuelve un hábito dormir menos de 7 horas, esto puede afectar las hormonas que controlan el impulso por comer y la saciedad.
- Afecciones médicas que implican cambios hormonales: Algunas enfermedades o condiciones médicas conducen al aumento de peso, debido a que están relacionadas con cambios en los niveles hormonales, como es el caso del síndrome de Cushing, hipotiroidismo, síndrome del ovario poliquístico, la menopausia y el embarazo. Estas afecciones médicas deben ser tratadas adecuadamente para que el peso de la persona se mantenga lo más cercano posible a su rango normal.
- Medicamentos: Algunos medicamentos pueden provocar aumento de peso como efecto secundario, especialmente aquellos utilizados para tratar trastornos psiquiátricos, diabetes y condiciones hormonales, ya que alteran las señales químicas del cerebro que indican hambre y saciedad.
- Influencias ambientales y sociales: Factores como la falta de espacios seguros para hacer ejercicio, la cultura del trabajo sedentario, la falta de tiempo como consecuencia de las jornadas laborales y los largos trayectos al trabao y la casa, así como el estilo de vida acelerado que propicia el consumo de alimentos poco saludables pueden influir en el aumento de peso, ya que afectan tanto los hábitos alimenticios como la posibilidad de realizar actividad física.
El sobrepeso y la obesidad aumentan significativamente el riesgo de numerosas enfermedades, incluyendo:
- Enfermedades cardiovasculares, como hipertensión, infarto de miocardio y accidente cerebrovascular.
- Diabetes Tipo 2, ya que el exceso de peso es un factor de riesgo principal para su desarrollo.
- Trastornos musculoesqueléticos, especialmente osteoartritis debido al exceso de presión sobre las articulaciones.
- Algunos tipos de cáncer, como los de colon, mama, y endometrio.
- Problemas respiratorios, incluyendo apnea del sueño y asma.
- Consulta profesional: Buscar ayuda de un dietista o un médico especializado en manejo del peso, para aprender sobre una alimentación saludable y cómo evitar las calorías vacías, así como para adoptar un plan de alimentación equilibrado que reduzca las calorías de manera sostenible sin comprometer la nutrición.
- Promover la actividad física: Fomentar estilos de vida activos a través de la rutina diaria e incorporar una rutina de ejercicio regular, adaptada a las capacidades y necesidades individuales.
- Manejo de las emociones y apoyo psicológico: Es importante conocer las causas emocionales subyacentes ante cualquier problema de sobrepeso u obesidad, para identificar las emociones que detonan la necesidad de comer y abordarlas de la manera más adecuada. También es importante implementar estrategias efectivas para gestionar el estrés y recurrir al apoyo de los profesionales de la salud mental para gestionar las emociones y las condiciones mentales de la mejor manera.
- Concienciación sobre el entorno: Es importante modificar el entorno para limitar los alimentos no saludables y proporcionar oportunidades para la actividad física. Es recomendable que te rodees de personas con estilos de vida activos, para que te motiven a mantenerte en movimiento y llevar un estilo de vida más saludable.
El sobrepeso y la obesidad son condiciones complejas influenciadas por una combinación de factores dietéticos, genéticos, sociales y psicológicos. Abordar estas condiciones requiere un enfoque multifacético que incluya cambios en el estilo de vida, apoyo profesional y, en algunos casos, intervención médica. Adoptar un enfoque proactivo para prevenir y tratar el sobrepeso es vital para reducir el riesgo de enfermedades relacionadas y mejorar la calidad de vida.