¿Eres de las personas que suelen tener manos y pies fríos, a pesar de usar guantes y calcetines gruesos? Muchas veces, las extremidades se enfrían cuando baja la temperatura y resulta frustrante que, aunque te abrigues, la sensación helada permanece.
Esa sensación de congelamiento se debe, generalmente, a una mala circulación sanguínea; y de acuerdo con Patrick McKeown, experto en respiración y autor de best-sellers como El poder del oxígeno, la solución a este problema está en regular la circulación al cambiar la forma en que respiras.
Según McKeown, las manos y los pies fríos son muy comunes en personas con patrones de respiración deficientes. Cuando respiras con demasiada fuerza o demasiado rápido, se contraen los vasos sanguíneos; a diferencia de la respiración nasal lenta, que libera óxido nítrico, una molécula que desempeña un papel esencial en el aumento de la circulación y el suministro de oxígeno a las células. Cuando los vasos sanguíneos se contraen, se entrega menos oxígeno a todo el cuerpo y de ahí surgen los dedos helados.
Además, cuando respiras en exceso, eliminas demasiado dióxido de carbono (CO2), el cual se transporta a través del torrente sanguíneo y ayuda a regular el pH de la sangre, por lo que su presencia es importante.
McKeown dice que la escasez de dióxido de carbono modifica lo que se conoce como la curva de disociación de la oxihemoglobina: "Cuando se pierde demasiado CO2 y aumenta el pH de la sangre, la hemoglobina, que es el principal transportador de oxígeno en la sangre, no lo libera". Entonces, menos oxígeno en los vasos sanguíneos a menudo resulta en manos y pies fríos.
Por supuesto, los patrones de respiración no son la única causa de las extremidades frías. Hay una serie de razones por las que los dedos de las manos y los pies se sienten helados (un desequilibrio de la tiroides podría ser otra causa, por ejemplo), pero concentrarse en la respiración es algo que todos pueden hacer y a nadie hará daño. Con ese fin, McKeown comparte un par de formas de fortalecer tu respiración y así calentar tus pies y manos.
En primer lugar, la respiración nasal es esencial: Cuando se respira por la boca, normalmente se respira más rápido a través de la parte superior del pecho. Mientras que la respiración nasal ayuda a transportar oxígeno y nutrientes a las células. McKeown incluso vio el éxito personal con este simple cambio: "Me di cuenta de que podía traer un aumento de temperatura en mis manos", dice.
Otra alternativa es practicar ejercicios específicos de respiración, por ejemplo: Pon una mano sobre tu pecho y la otra justo encima del ombligo y comienza a disminuir suavemente la velocidad de tu respiración. Concéntrate en el flujo de aire que ingresa por la nariz y luego déjalo salir en una exhalación suave, lenta y relajada. Esto puede ayudar a que tus extremidades se sientan más calientes.
Hay muchas explicaciones posibles para las manos y los pies fríos, y es importante que consultes con tu médico para conocer las causas que hay detrás de ello en tu caso específico.
Sin embargo, una de las razones más comunes para las extremidades frías está en la circulación de la sangre y ésta se puede regular al modificar la forma en que respiras. Así que considera probar con ejercicios de respiración y date unos minutos al día para practicarlos; seguro notarás la diferencia.