El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es uno de los trastornos del neurodesarrollo más frecuentes de la niñez, etapa en la que habitualmente se diagnostica, aunque se prolonga hasta la vida adulta. Los niños con TDAH pueden tener problemas para poner atención, controlar conductas impulsivas (pueden actuar sin pensar cuál será el resultado) o ser excesivamente activos.
Es importante tener un diagnóstico oportuno en etapas tempranas de la vida para mejorar el neurodesarrollo de los niños y adolescentes a través de un tratamiento integral y seguro. La falta o interrupción de tratamiento para esta enfermedad en la niñez puede incrementar el riesgo de padecer otras enfermedades neuropsiquiátricas en la edad adulta como ansiedad, depresión, abuso de sustancias tóxicas o conductas desafiantes, trastornos del sueño y de la conducta alimentaria (anorexia y bulimia), así como mayor riesgo de crisis convulsivas.
El doctor Juan Carlos García Beristain, médico cirujano con especialidad en pediatría y subespecialidad en neurología pediátrica, explica que el TDAH es una condición neurológica que se caracteriza por un patrón de comportamientos que refleja inatención, hiperactividad e impulsividad en diferentes ambientes de la vida del paciente y cuya prevalencia a nivel mundial se registra en un 5% en la niñez y un 2.5% en la edad adulta.
Algunos signos de este trastorno en los niños son una persistente dificultad para concentrarse y mantener su atención en una sola actividad o seguir indicaciones en casa o en la escuela, además perder constantemente objetos personales. Asimismo, la conducta hiperactiva, que puede caracterizarse por la necesidad del pequeño por mantenerse en constante movimiento y, por último, la conducta impulsiva en la que el niño suele interrumpir a otras personas y no puede esperar su turno. El especialista precisa:
Estos síntomas pueden manifestarse de manera variada en cada paciente. Por lo tanto, podemos tener niños con una conducta impulsiva-hiperactiva, o bien, una conducta más inatenta, siendo esta última la más frecuente, o bien, con síntomas variados, lo cual constituye una presentación de tipo mixta o combinada.
De acuerdo con el doctor Eduardo Barragán Pérez, jefe del Departamento de Neurología Pediátrica del Hospital Infantil de México "Federico Gómez", aunque actualmente hay evidencia científica al alcance de todos, aún existen muchos mitos y temores que comúnmente rodean al tratamiento del TDAH.
Uno de los principales mitos con los que se enfrentan los especialistas es la incredulidad ante este trastorno, pues "hasta el 8.3% de los padres consideran que es una dificultad de crianza y no una enfermedad, aunque médicamente no es posible relacionar la crianza como un factor causante de este trastorno".
Los factores externos del TDAH aún están siendo estudiados. De acuerdo con algunos autores la heredabilidad influye hasta en un 74%, aunque hay estudios más recientes que indican que podría influir hasta en un 80%. El doctor Barragán aclara:
Durante la consulta encontramos la constante creencia de los padres de familia de que el tratamiento farmacológico produce algún tipo de dependencia o letargo en las actividades del pequeño. Sin embargo, se ha comprobado que el uso de estas terapias es seguro a largo plazo y no sólo se demuestra una mejoría en la atención sino en las funciones ejecutivas, como poder complementar las tareas escolares o las indicaciones en el hogar.
El doctor Julio Morfin, gerente médico de Ifa Celtics, señala que uno de los grandes retos radica en los médicos generales y pediatras para referir oportunamente a los pequeños con los especialistas y crear una red de atención integral que permita a los padres de familia informarse adecuadamente. Asimismo invita a la población mexicana a desmitificar esta enfermedad, ya que de no ser atendida correctamente y a tiempo desde la niñez, puede ocasionar otros padecimientos mentales en los adolescentes y adultos.
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