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Tus problemas emocionales podrían estar ligados a tu segundo cerebro

Junio 08, 2017

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Cuidar de nuestro sistema digestivo es fundamental para nuestro bienestar integral: no en vano se dice que éste es nuestro “segundo cerebro”, en el cual tenemos, además de la microbiota, millones de neuronas.

 

Para cuidar de todas las bacterias de nuestra microbiota es básico hacer dos cosas (que ya todos conocemos, pero no está de más recalcar): llevar una alimentación saludable y equilibrada y hacer ejercicio; pero dentro de tu alimentación saludable hay algo más que puede marcar una gran diferencia en tu salud digestiva: consumir probióticos, los cuales ayudan a equilibrar la microbiota intestinal.

 

Al cuidar nuestra microbiota intestinal podemos reducir la frecuencia de malestares digestivos como la sensación de inflamación, el dolor y los gases, lo cual depende en gran medida de la manera en que tratamos a nuestro organismo. La principal clave está en la microbiota, es decir, en la colonia de millones de bacterias “buenas” que habita en nuestro tracto digestivo.

 

Uno de los factores que contribuyen a un desequilibrio en la microbiota son los antibióticos, pues además de eliminar las bacterias negativas también pueden alterar el funcionamiento de las bacterias positivas. Esto deriva en una disbiosis, es decir, en un mayor número de bacterias dañinas en lugar de beneficiosas, dejando a la microbiota vulnerable frente a los agentes patógenos. Cuando consumimos probióticos diariamente contribuimos a repoblar la microbiota, mejorando su respuesta inmunológica. Es importante considerar que 3/4 partes de las células que forman nuestro sistema inmune se encuentran en la microbiota. Esta es la razón por la cual consumir probióticos todos los días mejora las defensas del cuerpo en general.

 

Los probióticos pueden ser bacterias, hongos y levaduras; cada uno de estos microorganismos es distinto y pueden provenir de la misma cepa o de diferentes cepas. La combinación de la cepa, especie y género de cada probiótico es la que le otorga sus propiedades, de tal forma que si buscamos cuidar nuestro segundo cerebro y mejorar nuestra salud digestiva es fundamental que consumamos un producto con una cepa probiótica exclusiva, a la cual se le puede adjudicar el mejoramiento de la salud digestiva, como el yoghurt con probióticos. Además, esto puede mejorar nuestro estado de ánimo en general, pues las investigaciones recientes han estudiado la íntima relación que existe entre nuestro cerebro y nuestro intestino, y se ha descubierto que el estrés y la depresión también están relacionados con un desequilibrio en la microbiota. 

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