No sólo los dientes y el cabello necesitan ser cepillados, a la piel también le hace falta. El cepillado en seco de la piel es una práctica milenaria que forma parte de las técnicas de la ayurveda, la medicina tradicional hindú que ha ganado gran popularidad en la actualidad.
Entre los beneficios que obtendrás al cepillar tu piel destacan:
Mejor circulación sanguínea. El cepillado mejora el flujo sanguíneo, lo cual ayuda a prevenir las várices y a contrarrestar la aparición de venitas y arañas vasculares en las piernas.
Mejora la apariencia y textura de la piel. Al actuar como un exfoliante, el cepillado elimina la piel muerta y las impurezas de los poros. Además suaviza la piel, contribuye a que se mantenga firme y elástica, y la hace lucir limpia y tersa.
Estimula el sistema linfático. Este sistema se encarga de eliminar las toxinas del organismo, y al activarlo ayudas a que funcione de manera óptima. A su vez, la desintoxicación fortalece el sistema inmunológico.
Ayuda a prevenir y reducir la celulitis. La celulitis consiste en toxinas acumuladas en las células grasas de tu cuerpo. El cepillado en seco favorece la desintoxicación al activar al sistema linfático, con lo cual disminuye el material tóxico de esas células. Además, da una distribución más uniforme a los depósitos de grasa.
Para obtener todos estos beneficios puedes cepillar todo tu cuerpo antes de bañarte, y lo mejor es que solamente te toma unos minutos al día.
Lo que necesitas es un cepillo de cerdas suaves y de preferencia con mango largo, para que puedas alcanzar zonas complicadas como el centro de tu espalda. Si quieres aprovechar para hidratar tu piel, puedes colocar unas gotas del aceite de tu preferencia en la punta de las cerdas.
Comienza el cepillado en tus pies y piernas. Desliza el cepillo desde las puntas de los pies hacia arriba, ya que si lo haces en sentido contrario, esto genera mayor presión en las válvulas de las venas y vasos, lo cual puede ocasionar várices. Sigue el mismo proceso con tus piernas, con movimientos de abajo hacia arriba.
Continúa con manos y brazos, y aplica la misma lógica. Comienza desde las puntas de los dedos de la mano y cepilla hacia arriba. Sigue con el antebrazo y los brazos, con movimientos en el mismo sentido. Esto favorece el flujo linfático, que ayuda a mantener en buen estado el sistema inmunológico del organismo y a liberar toxinas.
Después, realiza movimientos circulares en el abdomen para ayudar a la digestión. Repite el movimiento circular en los glúteos, para combatir la celulits. Luego, en el pecho, pasa el cepillo de un lado a otro de forma horizontal, y en la espalda, cepilla de abajo hacia arriba.
Si la piel de tus axilas no es muy sensible y delicada, también puedes cepillarla con movimientos circulares. O bien, puedes adquirir un cepillo más suave para usarlo en las axilas, el cuello y la cara. Si lo prefieres, puedes dejar estas áreas sin cepillar.
Evita cepillar las zonas delicadas y sensibles como los pezones, el área genital, los labios y las áreas de la piel con cicatrices o irritación.
Si no estás acostumbrado al cepillado, puedes empezar a hacerlo una vez a la semana, después aumentar a dos, luego cada tercer día y así, hasta que logres hacerlo diariamente como parte de tu rutina de limpieza.
Ten presente que el cepillado debe ser placentero y relajante, no doloroso. Así que no apliques demasiada presión ni fuerza; hazlo con suavidad y delicadeza. Consiente a tu piel.
Para mantener tu cepillo limpio, lo recomendable es lavarlo con jabón y agua una vez a la semana y dejarlo secar al aire.
Finalmente, puesto que una de las bondades del cepillado en seco es que te ayuda a reducir el estrés, procura hacerlo sin prisas. Si es necesario, levántate unos 15 minutos antes de la hora habitual, para que puedas hacerlo con tranquilidad y disfrutar de ese tiempo contigo mismo.