El poder curativo que nos ofrece la madre naturaleza es sorprendente y maravilloso  a través de toda nuestra estancia en este planeta. Los mil usos que hemos encontrado usando al reino vegetal para aliviar nuestros malestares físicos son definitivamente una bendición. Desde tiempos inmemoriales sabemos que las flores y plantas, si las consumimos de cualquier forma, actúan para bien y para mal en nuestro organismo. Si conocemos de qué manera funcionan podemos aprovechar sus propiedades y generar bienestar en nuestro organismo, es decir, podemos utilizar a la naturaleza en todo su esplendor para nutrirnos tanto a nivel físico como mental. Una de las formas de aprovechar sus propiedades es a través de las flores de Bach.

El doctor Edward Bach fue un médico, bacteriólogo y homeópata, conocido por su trabajo en la creación de las flores de Bach. Este científico dedicó toda su vida al estudio de las bacterias y quiso encontrar remedios más puros y menos agresivos, más sutiles, benignos y suaves, para ayudar a las personas a mantenerse saludables. De este modo creó un método que contenía tres puntos claves para vincular la salud con la naturaleza. En primer lugar observó que algunos de sus pacientes que tenían la misma enfermedad compartían características similares como la postura, la forma de hablar, los gestos y las expresiones.

En segundo lugar desarrolló su sensibilidad intuitiva, hasta el punto en que fue capaz de experimentar un estado emocional y luego encontrar apoyo en la naturaleza para identificar la esencia de la flor apropiada para quizá contrarrestar el defecto. En tercer lugar, creó una técnica para transferir la energía de los árboles y flores al paciente. Bach comenzó con el agua; después observó que la esencia de las flores se conservaba mejor con el brandy, así que recogió el rocío y lo transformó en tintura madre. Logró reunir 38 tinturas, cada una con una aplicación específica para cada tipo de personalidad y esencia, sobre todo en relación con problemas mentales o emocionales. Estas 38 tinturas están compuestas por 34 flores silvestres, tres flores de cultivo y por último no una flor, sino agua de manantial.

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La cuestión es ¿qué remedios de Bach podemos usar?, ¿para qué?, ¿cómo elegirlos? Eso depende principalmente de tu personalidad, pero si piensas que te pueden funcionar te decimos que su técnica no contiene químicos o sustancias activas, que pueden interactuar con otros medicamentos y por lo tanto no son dañinos para nuestro organismo. Pueden usarse en individuos de todas las edades; en los niños suelen tener un efecto más potente que en las personas adultas. Sus efectos secundarios son mínimos o nulos. Las flores de Bach resultan efectivas a un nivel sensorial, ya que tienen la facultad de aliviar enfermedades de origen emocional, mental o psicosomático; resuelven problemas del inconsciente y te auxilian contra la angustia, el miedo y cualquier tipo de fobia. Además las flores de Bach también se pueden utilizar con animales y plantas.

Con información de British Homeopathic Association