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3 grandes enseñanzas que obtendrás al subir una montaña

Marzo 21, 2018

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Uno de los retos fitness y deportivos más desafiantes que puedes ponerte, sin lugar a dudas es el de escalar una montaña. ¿Te imaginas? Implicaría varias cosas previas: horas de entrenamiento y disciplina, preparación mental, una buena dieta especialmente planeada para tu objetivo y por supuesto, todos los ánimos para enfrentar con determinación el momento de la verdad. Suena emocionante, ¿no lo crees?

 

Escalar una montaña te hará entrar en contacto con la fuerza de la naturaleza materializada en un increíble desafío de roca, vegetación, senderos y obstáculos que pondrán a prueba tus capacidades no sólo físicas sino también de reflexión, meditación, decisión y templanza. Por donde la mires, esta actividad es un buen reto para tu salud integral que involucra también un ejercicio que te hará perder peso y mantenerte en forma. ¿No te llena de emoción tan sólo imaginar que podrías decidir ahora mismo empezar un entrenamiento para subir la montaña que tengas más cerca de casa?

 

Sin duda, sería una gran proeza para tu corazón y sistema circulatorio en general; para tus músculos, tus pulmones y tu resistencia física. Pero no sólo eso; aquí viene la mejor parte: escalar una montaña, si lo vemos como una metáfora de la vida, significa prepararse para enfrentar un obstáculo que a simple vista parece inmenso e infranqueable pero al que, con determinación y constancia, podremos hacerle frente y superarlo sin mayor problema. Por supuesto, esto involucra tres principales enseñanzas que te compartimos a continuación:

 

1) Las grandes metas se alcanzan poco a poco y con constancia. La prisa y la premura no benefician para alcanzar una meta o lograr un objetivo de gran tamaño; eso sólo podría complicar las cosas y hacernos salir agotados, desanimados, o peor aún, lastimados. El mejor camino es el de la calma y el análisis de las mejores vías y opciones. Precipitarnos nos llenará de ansiedad; en cambio, avanzar con paso lento pero firme nos mantiene con la vista fija en el objetivo, libres de titubeos, con la confianza de nuestro lado.

 

2) La cúspide no es el final, sino apenas la mitad del camino. Una vez que alcanzamos el objetivo, no termina nuestra travesía; a partir de ahí hay que pensar en conservarlo, aprovecharlo, aprender y definir en qué se convierte nuestra vida a partir de él. Siempre que llegamos a un punto se desplegarán ante nosotros nuevas y mejores oportunidades, montañas más altas y desafiantes, quizá. Esto es apenas el inicio y no podemos darnos el lujo de “dormirnos en nuestros laureles”. Queda mucha vida y emociones por delante.

 

3) Aunque emprendas en solitario, siempre necesitarás una red de apoyo. Es muy cierto que la decisión y las primeras acciones dependen enteramente de nosotros, pero también es verdad que nuestros aprendizajes y experiencia están ahí gracias a otras personas que nos han brindado lo que saben o que nos han inspirado (sin saberlo) para estar en donde estamos. La gente que se preocupa por nosotros conforma nuestra red de apoyo. Ante cualquier conflicto, podremos contar con ellos y ellos con nosotros; de eso se trata trabajar en conjunto, hombro con hombro, velando por el bienestar del otro: crear comunidad y lazos de amor y de confianza.

 

Como verás, subir una montaña literalmente puede ser una metáfora de la vida misma, que te acercará al autoconocimiento y a una conexión mucho más profunda con el mundo a través de la naturaleza y sus fenómenos. Te recomendamos intentarlo; prepárate muy bien para que todo sea de manera segura y de verdad te aseguramos que no te arrepentirás de esta increíble hazaña. ¿Por qué no comenzar ahora mismo? Si lo decides, por favor compártenos tu experiencia.

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