Es probable que en tu día tengas muchas cosas que hacer y el ejercicio sea en lo último que piensas después de una larga jornada. Pero la realidad es que si quieres y te lo propones, siempre podrás hacer tiempo para dedicarte a ti y a tu salud física, lo cual tendrá un impacto en tu salud mental. Así que realmente vale la pena que dentro de toda esa agenda apretada logres tomarte unos minutos para mover tu cuerpo.
Hacer ejercicio será mucho más fácil si lo ves como un regalo que te das a ti mismo, en vez de como una actividad desagradable que tienes que realizar. Piensa en tu salud y vitalidad: al hacer ejercicio, te tratas a ti mismo como una prioridad. Y ello viene de un lugar de amor propio.
Los estudios muestran que el ejercicio regular cambia el cerebro y mejora la memoria y las habilidades de pensamiento. Así que si usas la excusa de que el trabajo te quita mucho tiempo para hacer ejercicio, piensa en tu entrenamiento como parte de tu día de trabajo.
Di que quieres hacer ejercicio tres veces a la semana. Mira tu calendario para esa semana y encuentra dónde encajan mejor esos puntos. Luego, comprométete a respetar esos tiempos.
Un estudio sobre el ejercicio demostró que un gran obstáculo para mantener el ejercicio regular es poder encajarlo en el horario de las personas. Haz que estas citas contigo mismo sean irrompibles. Tal vez puedas manejar la variedad, así que un día a la semana podrías tener un entrenamiento temprano en la mañana. Otro día, puede que lo hagas después del trabajo.
Puede que tengas grandes intenciones de hacer ejercicio después del trabajo o durante la hora de la comida, pero inevitablemente otros compromisos podrían invadir ese tiempo.
Si te levantas y haces ejercicio a primera hora, cosechas los beneficios de ese impulso de energía durante todo el día. Este entrenamiento puede ser una caminata matutina o yoga justo cuando te levantas de la cama.
Tu cerebro ansía variedad. Si estás atascado en la rutina del mismo viejo entrenamiento, puede ser el momento de cambiar. Piensa en algunas ideas que te parezcan atractivas, prueba nuevas rutinas, nuevas disciplinas y sal de la zona de confort.
¿Te cuesta encajar en un entrenamiento por tu vida social? En lugar de sólo reunirte con tus amigos para beber o comer, programa una caminata en el parque con ellos. O podrías unirte a una liga recreativa como el futbol. Puedes convencer a un amigo para que se una a tu idea, o puedes inscribirte y conocer nuevos amigos.
Algunas investigaciones sobre ejercicios han mostrado que la competencia es un motivador clave para el ejercicio, y puedes usar eso a tu favor en una de estas ligas.
Crea una lista de reproducción con música y canciones que te motiven para el ejercicio. Piensa en las canciones que te hacen mover. Si escuchas esa canción, no puedes quedarte quieto. Usa ésas. Incluso el tema de Rocky puede ser un buen motivador para ti.