Las relaciones laborales son casi como las relaciones de pareja: tienen sus puntos fuertes, sus ratos emocionantes, su diversión, sus altibajos, sus discusiones e, inevitablemente, sus puntos de quiebre.
De igual modo, así como no es sencillo terminar una relación de pareja, también puede ser bastante complejo terminar una relación laboral. Tanto en las relaciones sentimentales como en las laborales, existen signos que indican que las cosas ya no funcionan y que quizá debas cambiar de aires. A continuación te mostramos los más comunes:
1) Tedio de ir a trabajar. Si sientes que una de las peores cosas es levantarte para ir a trabajar, debes cuestionarte al respecto. ¿Por qué tienes esa perspectiva? ¿Desde cuándo te sientes así? ¿Eres feliz? Muchas veces puede haber factores externos que no tienen que ver con el trabajo directamente y que nos merman los ánimos, y es comprensible, pero cuando tu “peor pesadilla” es imaginarte atado a tus jornadas laborales y en verdad lo padeces, quizá sea momento de cambiar por tu propio bien.
2) Llamadas de atención por improductividad. Si últimamente has notado que tu desempeño en el trabajo está disminuyendo, y no sólo eso, sino que incluso tus superiores te han mandado llamar para exigirte mejores resultados, puede ser que ya no estés en la mejor disposición de hacer tu trabajo y debas dejarlo, tanto por tu salud emocional como por el bien de la empresa, ya que ellos tampoco esperan tener empleados desmotivados.
3) Inconscientemente buscas confrontaciones. A veces, de manera inconsciente, puede ser que estés mucho más susceptible a los enfrentamientos y las discusiones porque internamente no te sientes a gusto. Si las fricciones y tensiones entre tú y tus compañeros o jefes van en aumento, es un indicador claro de que las cosas no están bien. No puedes permitirte que esas actitudes continúen, ya que podrían afectar el ambiente laboral de todos. También aplica si el sólo pensar en tu jefe te pone de malas.
4) Detectas injusticias. Esto podría no ser una percepción errada tuya; más bien, como ahora estás más analítico con tu situación laboral, es probable que comiences a cuestionar el proceder de ciertas dinámicas y que no te parezcan demasiado convenientes. Puede ser que tengas razón y en efecto haya problemas en la manera en que se llevan a cabo las relaciones en tu trabajo, pero también puede ser que estés “hipersensible” y cualquier actitud te parezca una provocación o una injusticia. Sea como sea, indica que es momento de decir adiós.
5) Fantaseas con nuevos trabajos. Te has sorprendido varias veces soñando despierto y fantaseando con otras oportunidades y escenarios laborales desde tu escritorio o lugar de trabajo, y cuando “despiertas” sientes una profunda decepción por no estar en un lugar que realmente te satisface. ¿Para qué seguir prolongando el sufrimiento? Es obvio que ya no estás feliz y por lo mismo, no te desempeñarás de la forma que deberías.
6) Recuperas tu vitalidad al salir. Tu momento favorito del día es cuando sales de trabajar. Casi es como si recuperaras tus ganas de vivir. La energía vuelve a ti y te dan ganas de hacer cosas en tu beneficio. Si esto pasa, significa que tu actual empleo te está sofocando la creatividad y la determinación de ver por tus propios intereses.
¿Te das cuenta de cómo todos estos síntomas se parecen tanto a cuando ya no estás a gusto con una relación sentimental? El momento de la elección es difícil, pero debe llevarse a cabo. No obstante, no olvides que antes de tomar la decisión, deberás estar preparado con un siguiente plan: ¿qué vas a hacer?, ¿dónde trabajarás ahora o cómo obtendrás tus ingresos? Trata de no arrojarte a la deriva, pues podría resultar muy contraproducente. Además, si tuviste una relación laboral de respeto y cordialidad, sé considerado y avisa con algunas semanas de anticipación que vas a irte, pues tu partida no sólo “afectará” a tu jefe sino también a tus compañeros en igualdad de circunstancias.