La madrugada del 16 de septiembre de 1810 Miguel Hidalgo y Costilla llamó al pueblo a levantarse en armas para lograr la independencia de la Corona española, ¿cierto? Bueno, según los estudios históricos, en realidad, de principio Hidalgo no quería la independencia sino solamente la autonomía, ya que España se encontraba en ese tiempo invadida por los franceses y se temía que esto afectara a la Nueva España. Además, “el grito” sucedió la madrugada del 16 mientras que en la actualidad festejamos en la noche del 15, y eso se debe a que Porfirio Díaz cambió la celebración para que coincidiera con su cumpleaños (nació el 15 de septiembre de 1830). También, no es que tras la independencia México volviera a ser como había sido en época prehispánica, pues después de 300 años de ser colonia española, ya no era lo mismo que había sido hasta antes de la conquista, sino producto del sincretismo y el mestizaje, es decir, un híbrido entre dos culturas que, hasta la fecha, constituyen lo que somos.
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Entonces, ¿qué es lo que realmente celebramos? Pues eso: el recuerdo de que somos una cultura diversa que reúne en sus características físicas, sus costumbres y sus tradiciones la herencia de todo lo que ha sido nuestro pasado. Es una manera de recordar que nuestra cultura mexicana no se constituye por una única forma de ser, vestir y pensar; y que esa riqueza es lo que hace a nuestro país, por un lado, tan difícil de explicar y por el otro, tan bello y especial.
Una parte muy importante de la celebración de Independencia es la comida, y ésta justamente es otro ejemplo más de la diversidad que define a México. Así, platillos como el chile en nogada nos hacen ver las magníficas creaciones que se pueden lograr cuando varias culturas se combinan y generan algo nuevo juntas. Esta receta representa en sus colores a la bandera de México y se dice que fue creada precisamente en tiempos de la guerra de Independencia; más específicamente en 1821, cuando Agustín de Iturbide pasó por Puebla tras firmar los Tratados de Córdoba en los que se reconocía oficialmente a México como territorio independiente. La autoría de la receta tiene detrás diferentes leyendas, algo que, claro, es muy típico de la identidad de México, donde historia y leyenda a veces son indivisibles. Además, se prepara con ingredientes que, de nuevo, hacen referencia a que México tiene una herencia múltiple. Está la parte prehispánica, como lo demuestra el chile poblano; la herencia española, como establecen ingredientes como el lomo (ganado vacuno), y se complementa con elementos de otras partes del mundo, como deja ver la granada originaria de Asia.
Lo más importante de esta reflexión es que quizá reconociendo las aportaciones que cada grupo ha hecho para enriquecer a otros podríamos apreciar más el valor de cada sociedad con sus costumbres, cada país con sus tesoros naturales y cada raza con sus rasgos físicos. Así, la celebración de las fiestas patrias de cualquier país no sería una manifestación nacionalista sino una apreciación de la diversidad reflejada en cada cultura.
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