La discriminación es el cáncer de una sociedad que se niega a ver a las personas como iguales. Es el trato injusto o perjudicial a indviduos y grupos en función de características como raza, género, edad u orientación sexual y para muchas personas, la discriminación es una realidad cotidiana. 

 

En una encuesta realizada a estadounidenses en 2015 se midió el nivel de estrés crónico en las personas, y todas aquellas que dicen haber enfrentado discriminación obtuvieron una calificación de estrés mucho más alto, en comparación con aquellos que dijeron nunca haberlo vivido. 

 

El estrés crónico puede provocar una amplia variedad de problemas de salud física y mental. De hecho, la discriminación se ha relacionado con problemas que incluyen ansiedad, depresión, obesidad, presión arterial alta y abuso de sustancias.

 

La discriminación puede ser dañina incluso si no has sido objeto de actos abiertos de prejuicio. Independientemente de tus experiencias personales, puede ser estresante ser miembro de un grupo que a menudo es discriminado, como las minorías raciales o las personas que se identifican como lesbianas, gays, bisexuales o transgénero (LGBT).

 

Aunque en México existe la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación y se cuenta con una legislación reglamentaria federal que tiene por objeto prevenir y eliminar todas las formas de discriminación que se ejerzan contra cualquier persona en los términos del Artículo 1 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, lamentablemente esto aún ocurre hasta entre los propios mexicanos.

 

Hace unos días se desató una conversación en redes sociales debido a que una pareja de origen argentino agredió física y verbalmente a una mujer en la colonia Hipódromo, con adjetivos como “india horrible” o “india ignorante”. 

 

Semanas antes, una joven agredió verbalmente a un oficial mientras criticaba su forma de vestir y se burlaba de su sueldo, únicamente porque no la dejaron ingresar a un supermercado con su hija menor de edad (en México, actualmente las tiendas departamentales son muy estrictas en el hecho de no permitir la entrada a niños o gente de edad avanzada por pertenecer a grupos de riesgo). 

 

Este tipo de reacciones han existido desde siempre, pero ante una sociedad enojada y molesta por el clasismo, ahora es mucho más sencillo conocer los rostros de aquellos que recurren en estos comportamientos. Esto puede hacer que te preguntes por qué en pleno 2020 palabras como “indio”, “negro”, “pobre”, “naco” y muchas otras, son utilizadas como insultos directos o “sin filtro”.

 

Sin embargo, los expertos dicen que los ejemplos más pequeños y menos obvios de discriminación diaria (recibir un servicio más deficiente en tiendas o restaurantes, ser tratado con menos cortesía y respeto, o ser tratado como menos inteligente o menos digno de confianza) pueden ser más comunes que la discriminación mayor. Esta discriminación cotidiana con frecuencia se presenta en forma de "microagresiones".

 

Aunque las microagresiones suelen ser sutiles, pueden ser tan perjudiciales para la salud y el bienestar como los episodios más evidentes de prejuicios importantes. Las personas que sufren discriminación cotidiana a menudo sienten que están en un estado de vigilancia constante, sujetas a ser blancos de la discriminación. Esa mayor vigilancia es una receta para el estrés crónico.

 

¿Qué puede ayudar a disminuir su impacto y alejarte de él?

Encontrar formas saludables de lidiar con la discriminación es importante para tu salud física y mental.

 

Concéntrate en tus fortalezas. Centrarte en tus valores fundamentales, creencias y fortalezas puede motivarte a tener éxito e incluso puede amortiguar los efectos negativos de los prejuicios. Superar las dificultades también puede hacer que las personas sean más resilientes y estén más capacitadas para enfrentar los desafíos futuros.

 

Busca sistemas de apoyo. Un problema de la discriminación es que las personas pueden llegar a hacer suyas las creencias negativas de los demás, incluso cuando son falsas. Puedes comenzar a creer que no eres lo suficientemente bueno y aislarte. Pero la familia y los amigos siempre  pueden recordarte tu valor y ayudarte a replantear esas creencias erróneas que tienen los demás.

 

La familia y los amigos también pueden ayudar a contrarrestar el precio que pueden tener las microagresiones y otros ejemplos de discriminación diaria. En un mundo que invalida regularmente tus experiencias y sentimientos, los miembros de tu red de apoyo pueden ayudarte a comprobar que, en efecto, sufres de discriminación. 

 

Involúcrate. El apoyo no tiene que provenir de personas de su familia o círculo de amigos. Puedes involucrarte con grupos y organizaciones de ideas afines, ya sea localmente o en línea. Puede ser útil saber que hay otras personas que han tenido experiencias similares a las tuyas. Y conectarte con esas personas podría ayudarte a descubrir cómo abordar las situaciones y responder a las experiencias de discriminación de maneras que no habías pensado.

 

No te quedes estancado. Cuando has experimentado discriminación, puede ser muy difícil deshacerte de ella. Las personas a menudo se quedan estancadas en episodios de discriminación, en parte porque no están seguras de cómo manejar esas experiencias. Es posible que desees hablar o quejarte pero no estés seguro de cómo hacerlo o tengas miedo de una reacción violenta, por lo cual terminas en ese círculo enfermizo y vicioso que no te permite ver más allá.

 

Los científicos han descubierto que si bien las experiencias traumáticas son una causa importante de ansiedad y depresión, las personas que aplazan ese final reportan más estrés y ansiedad. En un momento más tranquilo, puede ser útil hablar sobre las formas en que puedes hacer frente a experiencias similares en el futuro. Trata de elaborar un plan sobre cómo podrías responder o qué podrías hacer de manera diferente la próxima vez. Una vez que hayas determinado cómo responder, intenta dejar atrás el incidente a medida que avanza el día, y si sientes que esa o esas personas no te convienen, te lastiman verbal o, peor aún, físicamente, vete de ahí. 

 

Busca ayuda profesional. La discriminación es difícil de tratar y a menudo se asocia con síntomas de depresión. Los psicólogos son expertos en ayudar a las personas a controlar los síntomas del estrés y la depresión, y pueden ayudarte a encontrar formas saludables de enfrentarlos.

 

Si tú o un ser querido tiene problemas emocionales, de ansiedad, depresión o pensamientos suicidas, puedes comunicarte a la Línea de Seguridad o el Chat de Confianza del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México. Es un servicio gratuito, confidencial y brinda atención todos los días, las 24 horas: sólo llama o envía un mensaje vía WhatsApp al 5533 5533 y uno de sus psicólogos te ayudará, escuchará y orientará.

 

Con información de American Psychological Association

 

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