El dinero puede generar muchas emociones: ansiedad, culpa, envidia o incluso esperanza. Y también puede ocasionar problemas y distanciamiento cuando se le presta a una persona y ésta no paga. Sobre todo, los préstamos de dinero entre amigos y familiares pueden acarrear mucha tensión y conflictos.
Cuando decides hacer un préstamo a una persona cercana (o no tan cercana), lo primero que debes tener en cuenta es que es posible que no te paguen; lamentablemente, ese es un riesgo que corres cuando prestas dinero, pues al ser un trato de palabra, no hay una verdadera garantía de que alguna vez recuperarás tu dinero.
Si estás leyendo esto antes de otorgar un préstamo, es importante que primero establezcas un plan de pago con la persona a la que le vas a prestar el dinero. Deben estar de acuerdo en el plazo para liquidar la deuda, en la cantidad que se pagará y cada cuánto tiempo (semanal, quincenal, mensual).
Pero si ya prestaste el dinero y no hubo un acuerdo previo o lo hubo y éste no se ha respetado, entonces es necesario que encuentres un momento adecuado para hablar del tema con la persona que te debe.
Antes de dicha conversación, reflexiona acerca de para qué se utilizó el dinero que prestaste. ¿Fue para atender una emergencia, como una necesidad médica o un tratamiento que ayudó a salvar o mejorar la vida de alguien? ¿Fue para salir de un momento de crisis, como ayudar a pagar una hipoteca? ¿O simplemente se debió a un comportamiento imprudente, como un gasto frívolo con tarjeta de crédito que después no se pudo solventar?
Tener claro esto te ayudará a decidir el tono que debes adoptar en la charla. El “por qué” y el “para qué” de ese préstamo te dirigirán a la respuesta emocional de ser severo o ser comprensivo y compasivo.
Si el préstamo fue para ayudar a alguien a recuperar la salud o salir de una dificultad, tendrás que ser muy sensible al entrar en la conversación, en especial si esa persona continúa en una situación financiera complicada. Es probable que esa persona incluso no quisiera pedir prestado el dinero en primer lugar, sino que se vio obligada a hacerlo por las circunstancias, y en ese caso podría sentirse avergonzada de no poder devolverte el dinero. Es importante ser empático, pero mantenerte firme, sobre todo si ya necesitas ese dinero para pagar o resolver algo.
En caso de que el dinero se haya necesitado debido a una imprudencia o banalidad de la persona que te lo pidió, es importante mantener la calma (enojarse solo hará que la relación sea más tensa) y comprender que la persona podría necesitar ayuda para desarrollar mejores hábitos financieros.
Ante esta situación, puedes comenzar diciendo lo siguiente: “Entiendo que pagarme lo que te presté ha sido complicado, pero ahora yo necesito el dinero para tal cosa”. A partir de ahí, puedes hablar con tranquilidad y en tono amable sobre tus propias necesidades y dejar claro que, si bien estuviste y estás dispuesto a ayudar, tú también tienes gastos que cubrir y cosas que resolver, para lo cual necesitas tu dinero de regreso.
También puedes explicar que la situación podría dañar la confianza, especialmente si el préstamo fue el resultado de un gasto o comportamiento imprudente, y que si no paga, se cerrará las puertas contigo para futuras ocasiones en las que necesite de tu apoyo y ayuda.
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