El novelista norteamericano Ray Bradbury, autor de la novela distópica Fahrenheit 451, en la que los bomberos en lugar de apagar incendios queman libros, dijo alguna vez: “Hay peores crímenes que quemar libros. Uno de ellos es no leerlos”. Desarrollar el hábito de la lectura tiene muchos beneficios, como un vocabulario más extenso, mejor capacidad de comprensión, un desarrollo temprano de la inteligencia emocional, mayor capacidad para mostrar empatía y un carácter más abierto. Sin embargo, poder identificar letras y palabras no es todo lo que se necesita para tener una buena lectura. Esto último requiere que dejemos de ser lectores pasivos y nos convirtamos en lectores activos. A continuación te compartimos las características de ambos tipos de lector y algunos tips para volverte un lector activo.
Lectores activos
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Lectores pasivos
¿Qué puedes hacer para convertirte en un lector activo?
1. Procura leer libros y realizar algunas notas al margen. Si no quieres rayar tu libro con un lápiz, puedes utilizar notas adheribles.
2. Pregúntate sobre lo que estás leyendo. ¿Qué significa? ¿Por qué el autor está escribiendo sobre este tema?
3. Visualiza los personajes, las locaciones y los eventos. Qué usan las personas, cómo se mueven, a qué ademanes recurren, qué ruidos puedes escuchar.
4. Nota qué cosas te sorprenden cuando estás leyendo. Recuerda que las sorpresas pueden ser negativas o positivas, el punto es que son algo que no esperabas.
5. Forma tus propias opiniones sobre lo que lees. No tengas miedo de hacerlo, pero procura tener a la mano algunos ejemplos concretos para apoyar tus argumentos.
6. Escoge un fragmento o pasaje favorito de tu libro o quizá algunas frases que te gusten.
7. Nota que ideas se repiten y analiza a qué se debe esta repetición. Quizá intente decirte algo.
8. Sigue estos tips adicionales para sacarle el mayor provecho a tu lectura.
Con información de Humanities Manchester