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Cómo cultivar jengibre en casa

Junio 07, 2021

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  • Pasos para cultivar jengibre en casa

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Cultivar tus propias plantas, hierbas y vegetales es algo que, además de ayudarte a ahorrar algo de dinero, te permite tener alimentos frescos y saludables; y por si esto fuera poco, también sirve como una actividad terapéutica y de atención plena, que te dará una gran satisfacción al haberlo hecho tú mismo.

 

El jengibre es un superalimento que ha ganado una gran popularidad, debido a sus múltiples propiedades y los diversos beneficios que aporta a la salud, como los siguientes:

  • Contiene vitaminas B y E y minerales como el magnesio, hierro y zinc.
  • Ayuda a fortalecer el sistema inmunológico.
  • Es analgésico y antinflamatorio, por lo que ayuda a aliviar el dolor articular, muscular, reumático y menstrual.
  • Puede actuar como descongestionante y aliviar la tos, al erradicar las mucosidades de la garganta y los pulmones.
  • Ayuda a mejorar la digestión, previene la aparición de gases y es recomendado para los malestares gastrointestinales como náuseas, indigestión, cólicos y diarrea.
  • Al estimular el páncreas, activa la secreción de insulina, lo que favorece la asimilación de carbohidratos y la quema de grasas. 
  • Crea una sensación de saciedad, por lo que evita la ansiedad por comer y ayuda a controlar el apetito. 
  • Gracias a los antioxidantes que aporta, previene la degeneración de las neuronas, lo cual ayuda a mejorar la memoria y previene la aparición de enfermedades degenerativas como la demencia senil.
  • Previene el estrés oxidativo y reduce la presión arterial, por lo que es excelente para el corazón y para mantener equilibrados los niveles de colesterol.

 

Si quieres cultivar este completo superalimento en casa, sigue estos pasos:

1. Consigue un trozo de jengibre; mientras más fresco, mejor. Busca uno que tenga la piel tensa y lisa (evita los que luzcan rugosos), y que contenga algunos “nudos”, es decir, los pequeños montículos circulares a los lados del jengibre, ya que ahí es donde se formarán los brotes. 

2. Corta el jengibre en trozos de aproximadamente 3 centímetros de largo y asegúrate de que cada uno de ellos tenga un “nudo”. Cuantos más trozos tengas, mayores serán tus posibilidades de éxito.

3. Deja reposar los trozos que cortaste a temperatura ambiente durante 1 o 2 días, hasta que se forme un “callo” (o una capa seca) en las áreas expuestas donde realizaste los cortes.

4. ¡Llegó la hora de sembrarlos! Puedes sembrar tu jengibre en macetas (éstas deben tener un orificio en la parte inferior, para drenar el agua) o directamente en el suelo si tienes jardín; lo importante es que donde esté reciba luz solar indirecta, y que no le dé el sol todo el día (puedes tenerla en una maceta dentro de casa, cerca de una ventana, por ejemplo). Haz un hueco de unos 5 centímetros de profundidad, coloca ahí el jengibre con el nudo hacia arriba y cubre bien con tierra. Asegúrate de que haya aproximadamente 10 centímetros de distancia entre cada trozo que siembres. 

5. Riega tus jengibres una vez a la semana, o antes si la tierra se siente seca. Después de dos o tres semanas, deberías notar un pequeño brote verde que aparece entre la tierra, el cual crecerá poco a poco, hasta tener un tallo alto y delgado que se asemeja a una planta de bambú y que, por cierto, también es comestible.

6. Después de unos 6 meses, tendrás lista tu primera cosecha de jengibre, pero si lo dejas más tiempo, más crecerá la raíz y se desarrollará su sabor. El mejor momento para cosecharlos es en invierno.

 

Una vez que saques tu jengibre de la tierra, sólo quita el exceso de tierra y límpialo con un lienzo. No lo laves, sino hasta que vayas a utilizarlo, pues la humedad hará que dure menos tiempo.

 

Para conservarlo, colócalo en una bolsa de tela transpirable y guárdalo en el cajón de las verduras en el refrigerador. Así se mantiene en buen estado durante aproximadamente tres semanas, o incluso hasta poco más de un mes. 

 

Disfruta de tu jengibre en infusiones, macerado en miel, rallado o en rodajas para acompañar platillos, y no olvides conservar algunos trozos con “nudos” para volver a sembrar.

 

Foto de portada: Freepik

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